Segunda temporada de Blood night
Tras la partida de Rubí a tierras Europeas, las cosas cambiaron en Seúl.
Yoongi se graduó, convirtiéndose en adulto. Lo que no sabía es que se convertiría en uno de los líderes mas altos de los vampiros.
Tras la un...
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Tras tres meses de adaptación en el Goya como profesores, ambos nos acostumbramos a la nueva rutina.
A mi no me quedaba mucho más como orientadora, el nacimiento de los bebés era en dos meses probablemente y debía coger la baja por maternidad.
Para ser sincera debía admitir que me gustaba estar en el Goya y tener el rol de orientadora. Los estudiantes venían a verme para contarme sus problemas, sus dudas, sus preguntas y lo más importante… a contarme chismes.
Los alumnos habían apodado a mi aula "el armario de los chismes" me gustaba poder ser cercana con ellos y como mi relación con Jeon estaba estable, los adolescentes de ambas manadas se mantenían en tregua.
Estaba al tanto de la conversación que Jungkook tuvo con Yoongi, ya que este último nombrado me lo contó todo durante la cena de ese día.
Estábamos en tregua y sentía que todo estaba demasiado relajado, por lo menos en el Goya, porque en casa todo era un caos. Estaba en el peor mes de embarazo, todo me sentaba mal emocionalmente. Tenía hambre a todas horas y estaba pasando por la etapa de acomodar la cueva.
Yoongi debía estar esta las pelotas de mi, le tenía todo el día moviendo muebles y cambiando cosas de sitio y el pobre ni se quejaba. Hasta yo misma me odio a cada rato por lo pesada que siendo que soy y no me refiero solo a mi actitud. Llevar tres personas dentro no es sencillo, mi espalda llora cuando llevo más de veinte minutos de pie y odio la ropa premamá.
Desperté antes que Yoongi, lo miraba dormir con la boca entreabierta y con un Shooky ya más grande apoyándonos la cabeza en su hombro. El perro me miraba curioso porque estaba igual que él, solo que en el otro hombro del chico y con el brazo de este abrazándome por la espalda.
—- Ah ganas tu Shooky, debo ir al baño.
Al levantarme de la cama el perro no dudó ni un segundo en quitarme mi lugar y acomodarse el. Ambos tenemos una pequeña pelea por quién obtiene más atención del chico.
Tras hacer todo lo que necesitaba en el baño y lavarme los dientes volví a la cama. Subí en esta metiéndome en el medio del perro y de Yoongi, dejando a este último al borde de la cama.
Era sábado y no teníamos nada importante que hacer, solo ir a comer a casa de mis padres y comentarle cómo iba la última junta que tuve con los alfas de Jeju y de Daegu. Tuve varias conferencias con ellos esta última semana, poco a poco me voy adaptando a mi rango, aunque aún me siento muy verde.
Tyler me ayudaba un poco con eso, él seguía aquí en Seúl aprendiendo nuestras leyes y nuestra forma de vivir. Además de que atrayente le daba clases de autocontrol a Izan. De vez en cuando viene a casa para ayudarme con el tema maternidad, pero cuando él está Yoongi se siente incómodo. Por eso preferí ir los sábados a comer a casa y hablar allí.
