—¿Buenos días, príncipe Aiden? —Lo saludó su mayordomo cuando salió a la sala de estar. Él no respondió. En vez de eso, se adelantó para quitar las persianas de las ventanas del techo.
Vivía en la parte sur de la manada Bluemoon. En un edificio que era el más alto de la ciudad y albergaba los condominios más caros del reino. Por supuesto, se había quedado con el que estaba en lo más alto y tenía unas vistas impresionantes del castillo real a lo lejos.
Aiden tenía su ala en el castillo, pero sólo se quedaba en casa los fines de semana, incluso si no había planeado ninguna reunión con sus seguidores. El lujoso apartamento le da un aire diferente. Este lugar reflejaba su gusto en el mobiliario y la vida.
No importaba de qué se tratara, ninguno de sus empleados podía despertarle ni molestarle. Sólo cuando entró en su sala de estar, su mayordomo recibió la orden de contarle las grandes noticias de la Luna Azul. De todas formas, era muy raro que su mayordomo tuviera algo digno de mención sobre cualquier otra manada.
—¿De qué se trata, Nath? ¿De qué se trata que no puedes contarme? ¿Mi padrastro encontró otras acusaciones para llevarme a la corte o qué? —Nathan, su mayordomo, no consideró necesario retrasar la noticia. Sabía que ya había preparado al príncipe para enterarse de lo peor.
—Parece que el príncipe Gideon encontró a su pareja anoche —Y, de repente, ya nada de esta mañana era agradable. Aiden sólo miraba la ciudad y no podía evitar odiar a su pareja que aún no había conocido.
Te juro que si estás en algún lugar respirando. Pagarás por ello, cariño. Aiden susurró en voz baja y supo que tenía que hacer algo al respecto.
—¿Quién es ella? —Aiden preguntó y Nathan se apresuró a informarle de que pertenecía a una manada en la periferia extrema. Pero, aun así, el hecho de que fuera una hija de beta tenía a Aiden inquieto.
A diferencia de Brie, que era huérfana, Aiden sabía que no podría encontrar nada sobre ella. Aiden ya sabía que Gideon se aseguraría de que su pareja no viera al príncipe alborotador.
Mentiría si dijera que la noticia no le había afectado. Sabía que necesitaba una semana para superar el hecho de que ahora era el único príncipe sin pareja.
—El amigo de tu primo sigue trabajando para la cocina de Gideon, ¿verdad? —preguntó Aiden y Nathan no tardó en responder.
—Sí, príncipe Aiden.
—Genial, me gustaría verla —La astucia de Aiden nunca le permitía aburrirse. Sonreía al ver que nunca tenía que pensar en un plan. Una vez que se le presenta una situación, él mismo obtiene la respuesta. Y, esto era algo que sabía que había tomado de su madre.
Su mayordomo le dijo como Aiden se iba a ir de viaje a las fronteras. Aunque sólo unos pocos lo sabían Aiden tenía una empresa que trabaja extensamente en tierras fuera de su reino. Nada le interesa tanto como saber lo que hay en las tierras vírgenes. Eso era lo que más le interesaba. Pero hoy en día encontrar a su pareja seguía siendo lo más importante.
Fue cuando Aiden subió a su avión privado que su asistente personal le dijo.
—Tienes una llamada con el rey Alberto por la tarde. Su equipo me ha enviado un correo electrónico como recordatorio —Aiden sólo asintió ante el recordatorio, pero no quería hablar con nadie.
A veces se preguntaba si la diosa Luna le estaba castigando por agitar siempre la paz. Pero nunca se preocupó por la diosa Luna y difícilmente cree que pueda hacerlo pronto.
Un enorme océano separaba el reino de su padre del de Albert. Él también tenía unas cuantas manadas enormes bajo su dominio y se había desarrollado bastante bien después de que empezaran a intercambiar tecnologías hacía unos cien años. El rey Albert, que había tomado el ejemplo de su padre hacía diez años, siempre estaba interesado en comprar cosas de la compañía de artillería de Aiden.
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Bound to the Alpha
RomanceFiona gimoteó un poco y abrió los ojos. -¿Cómo te llamas ojiazul? -Una mirada a su alrededor hizo que ella tirara de las sábanas hacia su pecho. -¿Qué hizo? -pero aquellos ojos la retuvieron y se estremeció cuando él le levantó la barbilla. -Felicid...