Tres semanas después, las cosas habían mejorado. O al menos eso era lo que creía ella.
Hoy, _____ se encontraba en la oficina de Davis Reed. Estaba allí en busca de trabajo. Había visto un enunciado en su revista de moda favorita, Vogue, que necesitaban a alguien que hiciese el trabajo de fotografiar a modelos.
_____ cruzó las piernas y mientras esperaba a que Davis regresara a su oficina, ella buscó su espejo de mano en su cartera y lo abrió para asegurarse que todo estuviese en su lugar. Agregó un poco más de rubor a sus mejillas con maquillaje y frunció los labios. Lo único que comió en todo el día fue una taza de café y un hot-dog que compró fuera de su departamento, y todo era para que evitara mancharse la ropa y para que no se le corriera el labial rojo de los labios. La noche anterior se quedó hasta tarde despierta pensando qué ropa debía usar para hoy. Y ahora, vistiendo una falda negra de corte lateral que combinaba con sus zapatos negros de diez centímetros de alto, ella lucía guapísima. Su pelo castaño liso caía sobre sus hombros hasta la altura de sus pechos. Ella escogió una camisa blanca para la ocasión de escote "V", con los dos primeros botones abiertos, tapando justo la línea que comenzaba el inicio de sus pechos y dejando lucir un collar de oro puro en donde tenía un medallón con la imagen de Jesús. En su mano derecha, un anillo de plata adornaba su dedo anular y traía puesta una pulsera con dijes que tintineaba cada vez que la movía. Bastó solamente que colocara un pie dentro de la empresa y todas las miradas masculinas se posaron sobre ella.
_____ guardó rápidamente el espejo en su cartera cuando oyó la puerta abrirse y cerrarse. Se acomodó bien en la silla, sentándose derecha y levantando la barbilla. Davis Reed se sentó frente a ella, en su silla giratoria, colocando los codos sobre la mesa mientras revisaba una y otra vez los papeles que tenía en las manos.
- ¿Y bien...?- preguntó tímidamente ella. Sentía nervios. Muchísimos. De verdad quería ganarse el puesto de ese trabajo.
- Bueno, para empezar tus notas son excelentes.- comenzó a decir Davis. _____ le sonrió con orgullo.- además, veo que has ganado varios premios como primer lugar en los concursos de fotografía de tu universidad.
- ¿Vio las fotografías que saqué?
- Sí, son buenísimas.- sonrió.- te diré algo, _____. Nosotros nos quedaremos con tu currículum y mi secretaria, Lindsay, te llamará la próxima semana si es que te llegáramos a contratar.
- Está bien.- ella se levantó y extendió la mano hacia él.- estaré esperando su llamada, entonces.
- Sí.- dijo, mientras se daban un apretón de manos.- realmente sería agradable tenerte por aquí en la empresa, _____. Fue un gusto haberte conocido.
- Gracias, igualmente.- se sonrojó y colgó su cartera sobre el hombro.- adiós, señor Reed.
- Adiós _____.
_____ salió de la oficina contenta. Luego se dirigió al ascensor y mientras lo esperaba, se fijó en su celular para ver la hora. Las tres con ocho minutos de la tarde. Después de su entrevista con Davis Reed, había quedado almorzar junto con Travis. Ella salió de la empresa y comenzó a caminar en dirección hacia el restaurante Waverly.
Entonces se detuvo al seco al ver lo que había más adelante.
Frente a ella, a lo lejos, se encontraba el hospital de Los Ángeles. Se quedó allí, estática, parada a mitad de la acera, con los ojos fijos en el hospital. La gente que venía detrás de ella comenzó a rodearla porque no avanzaba, pero no le importó. Sólo tenía cabeza para pensar en Justin en ese momento.
Cómo lo ha extrañado estas últimas semanas...
Cada mañana que se despertaba, _____ esperaba a que Justin viniera a su habitación, besándola en la frente y recordándole que tomara su pastilla de la presión. Pero entonces ella recordaba que ya no estaba en el hospital. Y sin Justin.
_____ se tentó en ir al hospital. Ella podría ir a saludarlo. Tan solo quería verlo y decirle cuánto lo extrañaba... pero no. Lo más probable es que ya la haya olvidado. De todos modos, ¿Por qué Justin debería de recordarla? Ella solo era una persona más de todos los pacientes que ha atendido él. Era absurdo pensar que Justin la recordaría habiendo pasado tantas semanas. Semanas en que perfectamente él ya podría haberla remplazado por otra mujer más bonita... y sin que tuviera problemas de salud.
Suspirando, _____ se obligó a apartar la mirada del hospital y siguió con su camino hacia el restaurante. En eso, su celular sonó en el interior de su cartera. Lo sacó y se detuvo bajo un toldo, en la orilla de una tienda para contestar tranquilamente. Era Travis.
- Hola Travis.- saludó ella animadamente.- justo estaba caminando hacia el restaurante. Hay tantas cosas que quiero...
- _____.- Travis la interrumpió, hablando apresuradamente.- lo lamento, no voy a poder ir a comer...
- ¿Por qué?
- Mi papá....- suspiró, tratando de que no se le quebrara la voz. _____ supo al instante que algo andaba mal y se preocupó inmediatamente.- se desmayó.
- Oh, Dios.- dijo y jadeó, llevándose la mano al corazón.- ¿Cuándo?
- Recién, como hace media hora.
- ¿Estás en tu casa?
- Sí.
- Voy para allá.- dijo y colgó.