🩸𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖘𝖎𝖊𝖙𝖊🩸
𝐌𝐄𝐑𝐎𝐃𝐄𝐀𝐃𝐎𝐑
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Despertó antes de que el alba se asomara detrás de los alpes suizos, el pueblito estaba recubierto de nieve y el calor de la incómoda cama parecía lo más cómodo que había sentido en días. Parpadeó lentamente, luego se tallo los ojos y bostezo a la par que despabilaba y recordaba que hacía allí y... que había hecho antes de dormir... Inconscientemente toco sus labios y suspiro, se fue incorporando y justo cuando se sentó en la cama, Kimhan ya entraba por la puerta.
– Hubo un ataque en el internado – informó rápidamente
Porchay prácticamente salto de la cama y busco su capa, zapatos y comenzó a vestirse – ¿Qué hiciste?
Kimhan lo miraba apoyado en la puerta ya cerrada.
– Ya hubiese querido ser yo, muero de hambre – murmuró viéndolo – Pero no lo hice, estuve toda la noche a tu lado.
Chay apretó los labios y trato de calmar el latir de su corazón siendo consiente de que Kimhan podía oírlo con claridad, esperó haberlo hecho porque no deseaba que él supiera que su corazón se acelera de esa manera debido a su cercanía. No quería malinterpretar las palabras de Kimhan, tenía mucho que digerir como por ejemplo: que su primero beso se lo dio a su enemigo, básicamente.
– Dios mío, Florian – murmuró Chay – ¿Cómo supiste del ataque?
– Abajo están hablando de eso – contestó abriendo la puerta.
Ambos salieron sin decirse nada más, bajaron los peldaños de madera, la dueña de la pensión ya estaba limpiando el mostrador a pesar de ser tan temprano, se despidió de ellos con una mirada quisquillosa, ellos eran jóvenes, no se supone que dos niños estarían caminando por esos lares sin supervisión adulta con un internado a dos horas de distancia.
– ¿Crees que fue otro vampiro? – preguntó Porchay
Ambos caminaban cuesta abajo hasta la pequeña caballeriza de la entrada donde habían dejado al caballo.
– No se a que tipo ataque se refería la mujer, pero tal vez si sea de un vampiro – dijo Kimhan pensativo –
Porchay se detuvo en seco y su mano viajó a la manga del abrigo negro de Kimhan, deteniéndolo. Ambos se miraron a los ojos.
– ¿Y si es tu padre? – pregunto cerrando sus dedos en torno a la tela
– ¿Ahora estas preocupado por mí? – pregunto Kimhan con una media sonrisa ladina
Lo soltó rápidamente – No por ti, por los que recibiremos su ira – comento volviendo a caminar.
– Es a mí a quien quiere asesinar – susurro Kimhan a su lado – y no es él, puedo sentirlo incluso si esta lejos.
Chay froto sus propios brazos con las palmas de sus manos, el frío era espantoso... mucho peor que los últimos días. El cielo estaba nublado, indicios de una tormenta en las próximas horas, esperaba poder llegar para ese entonces al internado, de todos modos era sábado, nadie solía levantarse antes de las diez para el desayuno, y con el alboroto que debe haber por el ataque seguro no lo echaran de menos.
Llegaron a la caballería, Porchay se acercó y lo acarició, estaba pastando, menos mal lo dejaron resguardado debajo del techo o hubiese pasado una noche de perros.
Chay subió primero y como ya sabia lo que le deparaba, se corrió un poco hacia adelante para que Kimhan pudiera subir y acomodarse a su espalda, de nuevo sintió su cuerpo endurecido junto al suyo, su aroma a pino y la vehemente cercanía. Kimhan se sentía como un arrollo primero, querías estar cerca de él porque algo intangible tiraba de ti... pero también parecía una ola en medio del océano, apenas te acercabas, arrasaba contigo... hundiéndote, llevándote, así es como Porchay percibía la presencia impetuosa del vampiro.
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VAMPIRE - KIMCHAY
RomanceEl 31 de octubre de 1880, Kimhan Theerapanyakul arribó al famoso internado Saint-Montreaux en los Alpes Suizos ... y desde entonces, Porchay Kittisawats supo que su sosiego en las noches sería perpetuamente consumido por él.