🩸𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖈𝖆𝖙𝖔𝖗𝖈𝖊🩸
Perder la voluntad.
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El chocolate caliente reposaba en la taza que tibiaba las manos de un friolento Porchay mientras observaba a travez del cristal las personas correr bajo la lluvia, estaban a punto de continuar su viaje hasta Tailandia, ese tren arribaba cerca de un país aledaño, allí se tendrían que quedar algunos días antes de emprender nuevamente un viaje largo y posiblemente peligroso, por muchos motivos Tailandia era un país realmente difícil en cuanto a leyes, y aunque Porchay era ciudadano tailandés, no tenía registros de haber entrado al país con anterioridad y como si fuera poco, no tenía adulto responsable y él todavía era menor de edad, Kim le había dicho que no se preocupara por eso, que él se encargaría ¿y como no? Confiaba en que así sería.
– Te he traído queso de cabra y mermelada de banana – Kim dejo todo encima de la mesita – Dicen que el dulce cura cualquier preocupación.
Porchay lo miró, Kim se veía un poco cansado y es que desde hace tres días no se alimentaba, decía que podía aguantar unos cuantos días hasta que su cuerpo estuviera listo... Chay sabía que eso en el fondo estaba comenzando a atormentar al vampiro, de cualquier forma, temía que terminara matándolo de alguna anemia...
– Sabes que puedes beber si así lo deseas, no quiero que sufras – dijo Chay mirándolo, si... se veía demacrado.
El vampiro se había sentado en frente de él, detrás de la mesa, lo vio mirar indirectamente hacia la ventana y pudo detallar las ojeras violáceas que circundaban sus fieros ojos oscuros, definitivamente, necesitaba alimentarse.
– Puedo aguantar un poco más, no te preocupes por mi – Finalmente lo miró, a Chay se le arrugó el corazón – A veces, somos algo dramáticos, que me vea así no significa que me esté muriendo de hambre.
Chay no le creía pero sabía que discutir con él era un caso perdido, de todos modos, confiaba en que Kim se alimentaría cuando sintiera que ya era necesario hacerlo, decidió a expirar y aceptar el postre que le había traído, tenía hambre y un poco de dulce quizá si podría subirle el animo que últimamente estaba decayendo.
– ¿Está decente? Es lo mejor que pude conseguir en el carrito de comidas – dijo Kim apoyando sus codos en la mesa.
– Mm, está bastante bueno – aceptó Chay, de verdad lo estaba –
Kim asintió – ¿Por qué estás preocupado? –
– No lo estoy
– Chay, puedo escuchar tu corazón y básicamente, tengo un instinto que me permite saber cuando me mienten – Kim achiquitó los ojos – No lo hagas.
Pero por supuesto, ¿cómo iba a mentirle a una persona que llevaba "viviendo" tantos años? Era casi ridículo.
– Está bien, quizá sí lo estoy – jugó con sus manos – Es mi padre ¿sabes? ¿cómo he de enfrentarlo después de saber todo lo que ha hecho? Cada día me entero de todas las cosas horripilantes que ha cometido en la que era mi casa...
– Ya lo hemos hablado, no te dejaré solo – le dijo con la voz baja
Pero Porchay sentía algo extraño, quizá un sexto sentido, no lo sabía pero había algo que realmente NO le gustaba y no estaba dispuesto a averiguarlo porqué el temor era más grande que muchas cosas, aunque él fuese una persona valiente justo en ese momento no se sentía como una.
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VAMPIRE - KIMCHAY
RomanceEl 31 de octubre de 1880, Kimhan Theerapanyakul arribó al famoso internado Saint-Montreaux en los Alpes Suizos ... y desde entonces, Porchay Kittisawats supo que su sosiego en las noches sería perpetuamente consumido por él.