VAMPIRE - KIMCHAY

🩸𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖙𝖗𝖊𝖈𝖊🩸

🩸𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖙𝖗𝖊𝖈𝖊🩸

𝐔𝐧𝐚 𝐡𝐞𝐫𝐦𝐨𝐬𝐚 𝐩𝐨𝐬𝐢𝐛𝐢𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝

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Si a Chay le hubiesen dicho que amar iba a ser tan caótico seguramente se lo hubiese pensado dos veces antes de abrirle su corazón a un vampiro.

Bueno, quizá no... pero es que habían sido días tan difíciles para él, sentía que pronto su mente quedaría en blanco al igual que las fuerzas que embargaban su cuerpo y que estaban a punto de despojarlo. No era por Kim, es que Chay tenía plena convicción de que amar a cualquier persona era difícil, un desgaste emocional enorme y temía un poco porque la situación lo ameritaba, no solo por la naturaleza de Kimhan, sino por la de él mismo.

Claro que justamente en ese momento no podía pensar en nada más que no fuese Kim... arrebatándole un poco la vida, estaba sobre él totalmente desnudo, ambos lo estaban, al lado del ventanal empañado de aquella pensión donde habían decidido pasar la noche, mañana continuarían su viaje hacia Tailandia y Kim necesitaba alimentarse si quería pasar dos días en un tren sin alimentarse de nadie más.

Y allí estaba, encajando sus afilados colmillos en la piel tersa y blanca del cuello, Chay no sentía más que placer y una emoción embriagante acobijarlo, no era nada más que eso y comenzaba a tornarse adictivo, se abrazó más a Kim exigiéndole más, quería que bebiera tanto como era posible porque anhelaba perpetuar dicho momento erótico, gimió en su oido y movió su pelvis en busca de contacto, fue entonces cuando los brazos del vampiro se cerraron en torno a su cintura y mordió con más ahínco, Chay se escuchó sollozar de placer... la sensación no podía describirla pero estaba seguro de que nunca sentiría algo así otra vez.

– Es tan bueno... – admitió en voz alta abriendo los ojos

Vio el reflejo de ambos en el espejo que los acompañaba detrás de la cama, sobre la puerta del armario de madera. Chay pudo verse así mismo... tan entregado al vampiro como era posible, con marcas por todo el cuerpo por la actividad sexual que habían compartido antes de que dejara a Kim alimentarse de él nuevamente. Tenía hematomas en los muslos y brazos, chupados rojos en el abdomen y pecho, se veía hermoso incluso así.

Kim se alejó lo suficientemente para mirarlo a los ojos... el semblante había cambiado, ahora se veía vital y rejuvenecido, era como si la sangre sirviera de elipsis y quizá así era, si Kim se mantenía hermoso y joven era por la sangre que consumía, aunque eso sonara... extraño, Chay ya no solía escandalizarse más por eso, no cuando él mismo gozaba de dicha situación.

– Gracias – susurró Kim con los ojos rojos a punto de teñirse de negro otra vez – Es cada vez más difícil separarse de ti.

Chay sonrió sin ganas, estaba cansado – Mm, ¿por qué cuando terminas me siento tan... exhausto? – preguntó a duras penas.

Kim lo acunó en sus brazos permitiéndole acostar la cabeza en su pecho, se sintió tan amado en ese momento y tan protegido, nunca pensó que iba a sentir esas dos cosas justamente con alguien que... a juzgar por su vida, no había sido un santo. Pero entonces, allí estaba... feliz entre sus brazos y disfrutando de su compañía.

– Es normal, ángel – musitó, su voz siempre sonaba hermosa – Estoy quitándote vida.

– Cuando lo dices así suena espantoso – Chay se encogió más buscando contacto que Kim le dio sin refutar.