Andrei
5 años después...
Odio las mañanas...
No hay nada que cause más horror en mi día a día. Odiaba madrugar, sobre todo desde este último mes en el que no conseguía dormir tranquilamente por varias horas seguida y, por ende, representaba un día lleno de agotamiento. Sin embargo, aquí estaba yo, en Golden Greed, esperando que explotase en mi cara lo que debe de ser el mayor sarcasmo que me ha ocurrido en la vida.
«¿Realmente estoy haciendo esto?» pensé, no por primera ni décima vez en lo que iba de mañana.
Me había estado pellizcando el brazo desde que recibí los correos de Golden Greed hace tres días con la esperanza de que toda la situación no fuese más que un simple sueño. Pero, para mi desgracia, mis sueños no suelen ser de esta manera. Ya eran varias las veces, desde que desperté, que sentí ganas de llorar debido a lo ridículo que era todo.
¿Cómo es posible? ¿Cuál es la probabilidad de que una de las editoriales más famosas del país quisiera discutir un acuerdo de edición y publicación conmigo, pero, al mismo tiempo, me llamasen para las prácticas de abogacía que debo de realizar por la universidad? Es surrealista.
Con cada segundo que transcurre puedo sentir como los muros protectores, que con tanta fuerza he creado, caen como fichas apiladas de un dominó.
Desde hace aproximadamente cinco años comencé a publicar libros de fantasía homoerótica en internet como un medio para desahogar las pesadillas que me volvían loco noche tras noche. Bajo el pseudónimo de Kieran Jacobson, alcancé una fama que jamás debió de haber dejado el mundo virtual. Ni siquiera mi familia sabía de ello, mi propio hermano leía mis novelas sin saber que era yo quien las creaba. Solo había estado intentando escapar de mis propios fantasmas. Intenté llevar una vida tranquila estudiando leyes en la universidad y ahora, por un mal chiste del destino, las identidades que nunca quise fusionar se encontraban mezcladas.
Dejo que mi cabeza choque contra el amplio cristal de la ventana en la sala de espera. Mi mirada cansada observando el paisaje urbano que se manifestaba al otro lado del vidrio y que representaba la majestuosa ciudad. Coches, rascacielos y conjunto de personas recorren las calles sin ser conscientes del mundo que les rodea. Todos centrados en sus propias existencias, con sus problemas cotidianos y tareas diarias sin prestar demasiada atención a los fantasmas que acechan en las sombras.
Mis ojos continúan fijos en el vidrio frente a mí; sin embargo, mi mirada ya no recae en el exterior, sino en el reflejo que el cristal me devuelve. Puedo notar las destacadas bolsas oscuras debajo de mis ojos, mi rostro agotado y mi pelo enmarañado debido a la falta de sueño nocturno. El agotamiento físico provoca que no aparente la edad de veintiún años que poseo, sino que luzco mayor.
Desde que tengo quince no puedo recordar ni una sola noche n que mis sueños hayan sido normales. Al contrario, tal parece que mi imaginación volase a algún mundo mágico y fantástico, lleno de misterios, extrañas criaturas y poderes más allá del razonamiento humano. A pesar de todo, jamás fue un verdadero problema, incluso existió un tiempo en el que juré disfrutarlo y se tornaban la mejor parte de mi día. No obstante, en el último mes todo ha cambiado, sea vuelto más oscuro y es por ello que no he logrado conciliar el sueño tranquilamente. Noche tras noche, logro ver la silueta de un siniestro desconocido salir de la nada, envuelto en una nube de humo y fuego y, aunque jamás se acerca lo suficiente, soy capaz de sentirlo vigilándome. Como si esperase el momento justo para atacar.
Las extrañas criaturas de ojos carmesíes que siempre me acechaban en la distancia parecían acercarse más a mí. Incluso, puedo jurar que he visto sus rojas pupilas seguirme a lo largo del día; en las sombras de los edificios o callejones desolados, siempre ahí están. Hasta en este mismo instante, que me encuentro en un edificio con varias plantas de altura, alejado de la calle, logro sentir como me miran. Por si fuera poco, el hombre desconocido que desde los quince años me ha acompañado en cada uno de mis sueños, que ha mantenido mi cordura tranquila y que ha sido un puto oasis de luz en medio de la tormenta, parece estar más distante que nunca. Simplemente, inició cortando nuestra unión más rápido de lo normal; sin hablarme o escucharme, sin otorgarme su consuelo relajante. Como si iniciara a huir de mi compañía.
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El Pecado de mis Sueños [#1 Pecados Capitales-BL]
Romance¨La avaricia, sin duda, es uno de los signos más auténticos de la infelicidad profunda¨. Franz Kafka