Andrei
Bebo el quinto vaso de café del día mientras intento leer el contrato que sostengo en la mano opuesta. Trato de concentrarme en las oscuras letras que resaltan sobre el papel; sin embargo, debido a mis cansados ojos por la falta de sueño, las palabras parecen danzar sobre la hoja en blanco. Suelto el café sobre la mesa solo para quitarme los espejuelos y pasar mis dedos por la zona que se halla entre el tabique de mi nariz y el lagrimal, como si los suaves movimientos circulares pudieran apartar la tensión y mejorar mi visión.
Han pasado tres días desde que me reuní por primera vez con Saint en su despacho. En este período de tiempo nos hemos reunido unas pocas veces para acordar el contrato editorial de los libros que saldrán bajo el sello de Golden Greed. No obstante, ni en una sola ocasión, el hombre ha dado señales de reconocerme; aunque, en algunos momentos, cuando piensa que estoy distraído, le he podido notar mirándome, mostrando preocupación hacia mi persona. Pero esto no ha sido lo peor de todo.
Si bien Saint no ha aparecido en mis sueños durante todo este tiempo, hay un ser que sí lo ha hecho. La extraña criatura de ojos rojos y figura difusa entre las sombras. Sus colmillos resaltan sangrientos en la zona en la que deberían ir sus labios y puedo escuchar como sus garras arañan las paredes a su alrededor. Le noto mirándome fijo en cada instante y, si no es porque durante todos estos años jamás le he visto de cerca, casi puedo jurar que cada nueva noche se acerca más a mi cuerpo.
Sus estridentes voces son como metales chirriando entre ellos y llaman mi nombre de manera exigente.
Lo que más me atemoriza es que, incluso en la universidad, en medio de las clases o cuando camino por los pasillos, he estado escuchando el sonido de sus garras. Cuando mi hermano me llamó anoche, ni siquiera tuve el valor de responderle, se daría cuenta de que está ocurriendo algo y, sea lo que sea, no quiero que le afecte a él. Sin más, esta misma mañana salí corriendo de mi propia casa cuando sentí pasos acercándose; al principio pensé que Tristán aún se encontraba en el apartamento, pero rápidamente recordé que tenía clases optativas temprano, por lo que se marchó varias horas antes.
Cuando les sentí llamarme, instándome a que fuera con ellos, el miedo me hizo salir corriendo sin mirar atrás.
«Estoy enloqueciendo y no sé cómo detenerlo».
—¿Estás bien? —La voz de Saint me saca de mis pensamientos y me doy cuenta de que la mano con la que sostengo la hoja está temblando, por lo que dejo el fino papel sobre la mesa también.
—Lo estoy. —Mentira—. Solo un poco cansado.
Alzo los ojos para notar que su mirada se encuentra centrada en mi figura, puedo notar sus labios tensos. A pesar de ello, no logro definir ninguno de los pensamientos que cursan por su cabeza.
—Podemos posponer esta reunión para que vayas a descansar, te ves...
—¡No! —le interrumpo, no quiero ir a descansar, me niego a volver a ese sitio. Parece mentira que una vez consideré mis sueños un lugar seguro en el que nada me podía lastimar, ahora solo lucen como un campo de guerra—. Estoy bien, volvamos al contrato.
El hombre da la impresión de desear decir algo más y quiero que lo haga. Pero, como si algo se lo impidiera, tan solo cierra sus labios y asiente, centrando su atención en la copia del contrato frente a él. Por lo que hago lo mismo.
Intento fijar mi vista para que las letras se mantengan en el papel cuando me detengo en uno de los puntos del contrato que más me llamó la atención.
—Aquí habla de firmas presenciales de libros y presentaciones, ¿es necesario?
—Por supuesto, todos tus lectores mueren por conocer tu identidad, irán a donde decidas hacer las entrevistas solo para conocerte. Será una forma ideal de acercarte a ellos, que te dejen de ver como un ser imaginario. —Hago una mueca y eso parece llamar la atención de Saint—. ¿Qué sucede?
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El Pecado de mis Sueños [#1 Pecados Capitales-BL]
Romance¨La avaricia, sin duda, es uno de los signos más auténticos de la infelicidad profunda¨. Franz Kafka