Andrei
La llamada de Tristán había llegado en un momento justo, ayudándome a salir de la cabaña y de la enorme tensión que en ella se estaba desenvolviendo. Tan solo necesito cinco minutos de tranquilidad, alejado de cualquier tema sobre demonios, magia y destinos apocalípticos. Deseo relajarme para poder pensar con serenidad y la voz de Tristán es como el retorno a un sitio seguro. Siempre imaginé que tener respuestas a los extraños sucesos de mis sueños sería un escape para ese lado en mi mente que me faltaba por conocer; sin embargo, la verdad es que solo he terminado con más dudas que aclaraciones.
Quizás algo positivo de mi situación ha sido conocer a Saint. Comprobar que la devoción que el hombre siente por mí no es solo un producto de mi imaginación. Que, aunque en un comienzo se mostró indiferente hacia mi presencia, todo ha sido para cuidarme. Porque en los momentos que más indefenso me he sentido desde que inició toda esta aventura, el demonio de la Avaricia ha salido adelante para protegerme. A lo mejor eso explica porque no me ha causado horror o miedo ver su verdadera cara hace unos instantes; en el fondo sé que, por más peligroso que sea, Saint jamás me lastimaría.
Debería de sentir cientos de banderas rojas hondeando, darme cuenta de lo peligroso que es su mundo. No obstante, no puedo evitar sentirme poderoso y deseado. Que un hombre como él arriesgue todo lo que conoce y enfrente fuerzas superiores solo para protegerte tiene su encanto.
Con esa idea en mente, tengo una sonrisa de bobo en mi cara cuando la voz de Tristán llega a mis oídos.
—¿Es que no pensabas llamarme para avisarme si estás vivo o no? —Su tono suena un poco nervioso y la risa que escapa de mis labios no hace nada para relajarle.
—Tristán, cariño, sabes que estoy de trabajo —miento—. Además, nos vemos ayer.
Intento que se calme, pero por el bufido que escucho salir de sus labios sé que no ha tenido buen efecto.
—Sí, ayer, justo cuando llegué a casa y estabas con dos hombres extraños luego de que te lastimaran. —A pesar de su sarcasmo, noto cada uno de sus nervios; hay silencio en la línea, pero permito que mi amigo sea quien lleve el ritmo—. Andrei, ¿qué está sucediendo? Prometiste decirme y solo sé que uno de tus raros amigos me dejó anoche en un hotel cinco estrellas luego de enojarme hasta las trancas.
Quiero reírme de la descripción de Tristán sobre el hermano de Saint; sin embargo, sé que mi amigo está verdaderamente preocupado por la situación. Miro en dirección a la cabaña y, a través de una de las ventanas, logro percibir que ambos demonios siguen dentro discutiendo. Así que me alejo adentrándome un poco en la espesa vegetación que se halla detrás de la casa. Saint había dicho que estaría seguro y sin peligro y, la verdad, me gustaría tener estos segundos para desahogarme con alguien que sé que no me tachará de loco a la primera.
Solo me alejo de la casa dado que quiero privacidad y no sé hasta dónde llegará la audición de un demonio.
Para mi sorpresa, a pesar de adentrarme un poco entre los árboles, la cobertura continúa siendo exquisita.
—Tengo miedo Tristán, lo que sucedió ayer fue casi imposible de creer, hasta a mí me cuesta. No quiero que me taches de loco y me alejes; no puedo...
Tristán jamás me juzgaba cuando le contaba sobre mis sueños. Al contrario, solía decirme que todos cargamos con nuestros propios fantasmas. Pero esto, esto es un nuevo nivel.
—Estrellita, sabes que puedes decirme —su voz sonaba comprensiva ahora. Tan comprensiva que sentí el picor de las lágrimas en la comisura de los ojos. Es como si la realidad me chocara ahora por primera vez ya un no hubiese tenido tiempo para procesarlo.
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El Pecado de mis Sueños [#1 Pecados Capitales-BL]
Romance¨La avaricia, sin duda, es uno de los signos más auténticos de la infelicidad profunda¨. Franz Kafka