Me despierto abruptamente tratando de dar sentido al lugar y a los sonidos, despejo mi mente y recuerdo que me encuentro en el cuarto de cine con el ruido de una peli reproduciéndose al fondo. Miro mi celular para descubrir qué hora es cuando el ruido de la alarma me lo informa de antemano.
Dejo todo en orden, de tal manera que parezca que nunca se ha utilizado. Tomo mis cosas y me dirijo al campus.
Me toma cuarenta minutos llegar con casi quince minutos de ventaja, solo hay unas pocas personas y el tutor aún no llega.
He estado sentándome en un lugar diferente que siento que mi lugar favorito me está olvidando y realmente anhelo recargarme sobre esa ventana mientras me pierdo en el paisaje. Involuntariamente estoy de camino hacia ese hermoso rincón y me decido finalmente a regresar a él.
–– Oye, ¿A dónde vas? –– Alguien llega detrás de mí. Solo es Miranda, la chica de cabello largo a la que gracias a mi semana junto a su lugar descubrí que, si pertenece a mi grupo, aunque no la recordara por lo que también es una estudiante de negocios de último año igual que yo.
–– A mi lugar. –– Le digo, ahora nos saludamos con mayor frecuencia.
–– Eh, Regresaras a tu escondrijo. –– Señala un poco graciosa.
–– Siempre se vuelve a los lugares donde se fue feliz o eso dicen.–– Respondo con una sonrisa.
–– ¿Te importa si cambio de lugar esta semana junto a ti? –– Pregunta en mi dirección.
–– Por supuesto que no. Eres libre de sentarte donde te plazca. –– Me inclino para sentarme en mi lugar cuando observo la pequeña hoja de papel sobre la mesa. La tomo con intención de arrojarla al bote y percibo unas líneas de texto. Giro el trozo de papel y mi corazón se salta un latido en milésimas de segundos que parecieron tomarse años.
–– No piensas sentarte, ¿Qué tienes ahí? –– La voz de Miranda me regresa a la realidad y solo arrugo la nota y la guardo en el bolsillo interno de mi saco.
–– Solo es basura, luego la llevo al canasto. –– Entablo una conversación acerca de un proyecto para la clase de servicio al cliente y mi cabeza está repitiendo lo escrito en la nota que acabo de guardarme. –– ¡Por favor, no me evites! –– No estoy muy segura de que sea algo para mí, pero, porque en este lugar y porque cuando decidí ignorar al chico de la ventana e incluso deje de ir a la parte trasera del campus.
Siento la comezón en mi nuca e instintivamente examino hacia aquel lugar donde sé que estará él. Y ahí está. Pero, luce diferente, porque me mira de esa manera, parece casi... –– «Triste».
Eso fue extraño ahora siento como si estuviera haciéndole daño y esa sensación nunca me gustó.
El saludo del tutor me saca de mi trance y regreso a mi modo de estudiante, pero con una convicción renovada por saber que sucede en la maldita cabeza de este lindo chico acosador y porque está tan interesado en observarme, no lo conozco, no tengo amigos, porque insiste en observar sin acercarse, será él quien observa más allá de esta ventana.
Y no estoy menospreciando, ni nada. Realmente no destacó y eso es algo intensional. Aparte de mis notas académicas no hay nada más que me haga notar entre los demás. No soy la única con buenas notas en esta universidad o en esta dependencia. Luzco bastante común realmente, mi cabello con rizos y mi piel con un tono tostado son herencia de mi madre, donde somos muy parecidas a diferencia de que ella alacía su cabello y yo me lo corto tan bajo como su controladora existencia me lo permite; también están mis ojos, este tono ámbar probablemente son la herencia de un padre que no conozco.
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Mi Acosador
РазноеMi historia es tan normal como mi maldito nombre, nótese el sarcasmo. Que por cierto, a quien se le ocurre nombrar a su hija Mónaco. Mi madre no tuvo mucha imaginación o ninguna, pero, mi historia tiene algo intrigante también y no es nada más que e...