Para Eunice

Eulalia

Sábado 14 de diciembre de 1985

Querida Eunice,

Lo prometido es un hecho. Te preguntarás qué habrá de bueno en mi vida. Creo que, incluso, ha pasado mucho más tiempo desde la última vez. ¿Sigues ahí donde te dejé la última vez? Aguanta un rato más, iré a verte lo más pronto posible. Y, por supuesto, hay algo bueno en mi vida.

Soy madre, eh, madre. Es una niña, se llama Eulalia. ¿Te gusta? Espero que no te guste, de eso se trata. No es hija de Antonio. Antonio es como padre, así que no puede haber algo entre nosotros así de intenso. Al padre de mi hija aún no lo conozco. Sí, madre, soy una deshonra para ti y papá. Seguro que sí. No hay excusa ni pretexto para mi pecado. Pero la niña es muy linda, a pesar de todo. Tiene un año y medio.

Haciendo cuentas ya hace unos cinco años que no te veo.

Ahora quiero verte. Más bien, quiero que veas a mi hija. Espero que no te moleste. ¿Crees que no debería ir? Imposible que no estés enojada. Pero no te enojes con mi criatura, es linda en lo absoluto, te lo prometo.

Ya espero que se conozcan.

Pero hay un inconveniente; no sé dónde estoy ahora. Así que no sabré para qué día estaré viéndote la cara. Iré con Antonio, por supuesto.

Salúdame a papá.

Descansa, y no te enojes. Cometo errores como tú.

Dulces sueños.

P.D. ¡Felices fiestas decembrinas!