Ralff estaba en su habitación, sintiendo la tensión en sus hombros después del encuentro con Serafina. Habían pasado unos días desde el festival, y la actitud de la prima de sus amigos lo había dejado frustrado. Refunfuñando sobre la hipocresía de algunos nobles y preguntándose quién se creía Serafina, Ralff comenzó a caminar de un lado a otro en su cuarto. Iba de un lado a otro de la habitación, pensando en todo lo que le molestaba y lo injusto que era el mundo en el que vivía. Era una noche oscura y tranquila, perfecta para reflexionar.
Mientras Ralff seguía desahogándose, una voz suave pero segura lo sorprendió al decir: "Hola". Ralff se detuvo en seco, y una sensación de asombro se apoderó de él. ¿Quién podría estar en su habitación a esta hora de la noche? ¿Era acaso una ilusión o un fantasma? Después de todo, la última vez que había escuchado esa misma palabra, había estado en el festival.
La voz femenina continuó, explicando su presencia. "Soy Althea. No te preocupes, no estoy dentro de tu habitación. Estoy afuera, en algún rincón del jardín. Estoy aquí porque me resultaste alguien diferente en el festival, y quería agradecerte por lo que hiciste en ese momento."
Ralff se acercó a la ventana, con el corazón latiendo de emoción. Entre las sombras del jardín, alcanzó a distinguir la figura pálida de Althea, con su característico cabello blanco. "Althea", repitió su nombre en un susurro, como para confirmar que no se trataba de una alucinación.
Ella asintió desde la penumbra. "Sí, soy yo. Recuerdo lo que pasó en el festival y en el bosque. Me pareciste alguien interesante, y quería hablar contigo nuevamente. Además, como dije antes, este es el único lugar donde puedo estar a gusto, lejos de la luz que tanto me molesta."
"Espera ahí". Susurró Ralff desde la ventana, se dió la vuelta y se dirigió camino al jardín para estar cara a cara con la pálida albina. Al llegar, Ralff, con una sonrisa en el rostro, confesó: "Estoy aquí porque te he estado buscando desde el festival. Pensé que quizás había sido un sueño o una ilusión, ya que nadie parecía conocerte. Pero ahora que estás aquí, me alegra mucho."
Althea se sintió aliviada al escuchar eso. "También he estado pensando en ti y en nuestra conversación. A veces, este mundo de nobles y políticos me asfixia, y necesito un lugar donde ser yo misma, sin presiones ni máscaras."
Los días pasaban, y todas las noches, Ralff y Althea se reunían en la oscuridad del bosque, compartiendo sus pensamientos y sueños mientras su amistad crecía lentamente. Cada encuentro fortalecía el vínculo especial que compartían.
Ralff: (Mirando las estrellas) Sabes, Althea, esta es la primera vez que me siento realmente libre. La academia y mi familia... son demasiado para mí.
Althea: (Asiente) Entiendo lo que quieres decir, Ralff. Estar atrapada en esa torre me hace sentir como si mi vida fuera una prisión. Este bosque, estas noches... son un respiro para mí.
Ralff: (Sonríe) Sí, lo son. Y me alegra que estés aquí conmigo. Cada vez que te encuentro, siento que algo especial está sucediendo.
Althea: (Mirando hacia él) Yo también lo siento, Ralff. Es como si fuéramos cómplices en un secreto compartido.
Ralff: (Se acerca un poco) ¿Sabes, Althea? Me alegra haberte conocido. Eres alguien con quien puedo hablar y ser yo mismo, sin preocupaciones ni presiones.
Althea: (Sonríe tímidamente) Tú también eres un buen amigo, Ralff. Me haces sentir como si encajara en algún lugar, aunque solo sea en este bosque.
Ralff: (Asiente) Estoy contento de escuchar eso. Oye, ¿te gustaría seguir reuniéndonos aquí en las noches? Es un lugar especial, y tú eres una persona especial.
Althea: (Sonríe y asiente) Me encantaría, Ralff. Aquí, en la oscuridad del bosque, me siento libre y feliz.
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Mientras la oscuridad de la noche cubría la habitación de Ralff, Althea compartió sus anhelos con él. Sus ojos purpuras brillaban en la penumbra mientras hablaba con emoción reprimida.
—Ralff, me gustaría tanto poder ir a la academia. Ver el mundo real, estar cerca de ti y aprender sobre magia, como todos los jóvenes. Pero, ya sabes, mi padre no me lo permitirá.
Ralff la miró con una mezcla de empatía y determinación.
—No te desanimes, Althea. Debes hablar con tu familia. Pídeles permiso para ir a la academia. Si dicen que no, no te preocupes, podemos buscar una solución. Podrías ir en secreto, como una doble vida. No es lo ideal, pero es una manera de estar más cerca de tus sueños.
Althea asintió con una sonrisa, agradecida por el apoyo de su amigo.
—Tienes razón, Ralff. Debo intentarlo. La academia se encuentra tan cerca y me da mucha envidia verte disfrutar de la magia y la libertad que proporciona. Quién sabe, tal vez pueda convencer a mi familia.
Esa noche, ambos jóvenes compartieron sus sueños y esperanzas, forjando un vínculo más fuerte que la oscuridad que los rodeaba. Y mientras el tiempo avanzaba, Althea se enfrentaría a un dilema: ¿seguir con las normas impuestas por su familia o arriesgarlo todo para perseguir su sueño de estudiar en la academia?
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Ralff, tras escuchar las palabras de Althea, se quedó solo en su habitación, sumido en sus pensamientos. Le preocupaba la idea de que su amiga no pudiera cumplir su deseo de asistir a la academia debido a las restricciones impuestas por su familia.Con determinación, Ralff se propuso crear una "doble vida" para Althea, una forma en la que pudiera explorar su amor por la magia y la academia sin que su familia lo descubriera. Sabía que no sería fácil, pero estaba dispuesto a hacerlo.
La habitación oscura se llenó de la luz de su determinación mientras se sentaba en su escritorio y comenzaba a planificar cómo ayudar a su amiga a cumplir su sueño. La creación de una identidad secreta y un plan para asistir a la academia se convirtieron en su objetivo. Ralff estaba decidido a hacer todo lo que estuviera a su alcance para permitir que Althea experimentara la libertad y el conocimiento que deseaba.
Así comenzó su travesía para forjar una doble vida que, con suerte, llevaría a Althea a la academia y la alejaría del aislamiento de su torre.
Esté era el plan B:
Ralff, pensando en una estrategia aún más segura, sugiere que Althea se haga pasar por una estudiante no noble en la academia. Para esto, deben realizar algunos cambios en su apariencia y antecedentes:
1. **Cambio de Apariencia**: Althea deberá utilizar una peluca de cabello castaño y lentes de contacto marrones para ocultar su distintiva melena blanca y sus ojos purpuras. Esto la hará menos reconocible y evitará que levante sospechas entre los demás estudiantes.
2. **Antecedentes Ficticios**: Juntos, Ralff y Althea inventan una historia de fondo para "Alana", en la que es presentada como una joven campesina o hija de comerciantes, sin ningún linaje noble. Esto ayudará a disipar cualquier duda sobre su origen noble.
3. **Mantener el Perfil Bajo**: Althea, bajo su nueva identidad como "Alana", deberá esforzarse por mantener un perfil bajo en la academia, evitando mencionar cualquier conexión con la nobleza o destacar en exceso.
4. **Doble Identidad**: Althea deberá equilibrar su vida como noble en su torre y su vida como "Alana" en la academia, manteniendo separadas ambas identidades. Esto garantizará que su secreto esté a salvo.
5. **Comunicación Cifrada**: La comunicación cifrada seguirá siendo esencial para mantener el secreto y permitir que Althea comparta sus experiencias en la academia con Ralff.
Con esta nueva identidad y su nueva apariencia, Althea se sumergirá en el mundo de los estudiantes no nobles de la academia. Ralff continuará siendo su guía y aliado en esta travesía, asegurándose de que su doble vida esté protegida y que pueda disfrutar plenamente de su pasión por la magia y el conocimiento en la academia sin levantar sospechas.
Sin embargo, Althea tenía la oportunidad de que el plan A, pedir permiso a su padre, funcionara. Y no sería necesario el plan B.
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Rivenholme
FantasyEl reinado llega a su fin. Un joven noble intenta cambiar el país en el que vive. Pasando por alto las rivalidades, la amistad y el amor pueden encontrarse en cualquier lugar. Experimenta como viven nuestros jóvenes protagonistas y los desarrollos...