Trigésima Sexta Carta.

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Querido Thomas:

Te vi solo.

Sentado en un rincón oculto de la biblioteca.

Donde nadie podía notarte.

Donde nadie podía notar tu sufrimiento.

Pero yo lo notaba.

Así que me levanté.

Me ahorré de valor y caminé hacia ti.

Levantaste la mirada y me miraste con sorpresa.

Estiré mi mano.

Te entregué mi libro, "Destructiva salvación".

Me miraste confundido.

Pero lo abriste.

Allí había una notita.

Donde había escrito, "No estás solo".

Me fui antes de que volvieras a levantar la vista.

Querido Thomas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora