Trigésima Novena Carta.

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Querido Thomas:

Fui al hospital a escondidas.

No estabas allí.

Pero tu madre sí.

Ella me quiere desde que era pequeña.

Así que me abrazó cuando me vio.

Y me dejó pasar a ver a tu hermanita.

Es tan hermosa.

Tan parecida a ti.

Le pedí que despierte.

Así vuelves a sonreír.

Y le confesé que tú me gustas demasiado.

Y le revelé que ella me parece una niña increíble.

Así que le pedí que vuelva a abrir los ojos.

Porque ella tiene bonitos ojos.

Como los tuyos.

Y me gustan cuando los tienen abiertos.

No cerrados.

Querido Thomas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora