Capítulo 10

497 61 2
                                    

POV MINSEOK

Era frustrante, habían pasado solo unos días de que me dieron el alta, aquel niñato era molesto, no me dejaba estar solo ni por más de 5 minutos, era como mi sombra, pero a pesar de que Jongdae me perseguía a todos lados, me sentía bien, no me sentía tan solo, aquel era muy extraño, a veces decía cosas que me hacían sentir bien conmigo mismo y otras sólo decía cosas hirientes, que me hacían sentir como un idiota, sé que lo soy, perdí a Luhan, no pude retenerlo a mi lado, no fui lo suficiente para él, tal vez mi amor no era suficiente, lo extraño tanto, nuestra relación se había convertido en algo tosca, nuestras peleas eran constantes, pero sé que pudimos superarlo, sabía que de alguna manera saldríamos juntos, pero Luhan se fue, me abandonó con solo unas palabras, no podía evitar sentirme una mierda total, él era la única persona con la que contaba, con la que soñaba permanecer juntos, pero al parecer Luhan tenía otros planes... los cuales no me involucraban en lo absoluto, tal vez se fue con aquel tipejo de su trabajo, o con otro mucho mejor que yo.

Froté mis sienes con lentitud, el dolor de cabeza era cada vez más insoportable, necesitaba una aspirina, pero el doctor me prohibió consumir cualquier tipo de analgésicos, por miedo a que intente suicidarme con eso, solo me recetó vacunas para el estrés y para el insomnio que solo Jongdae me suministraba.

Levanté la vista, Jongdae aún no había regresado, ya hace más de 50 minutos que había salido a comprar algo de comida, tal vez él también se había cansado de mí y decidió abandonarme, una risita burlona salió de mí, no sería tan difícil abandonarme, ¿No?, un gemido de dolor brotó por mis labios, miré mi muñeca, la cicatriz aún estaba ahí, mantenía su color morado, deslicé mi dedo índice sobre lo largo de la herida, un escalofrío estremeció mi cuerpo, no podía negar que la sensación de dolor era abrumadora y calmaba mi corazón distrayéndolo por completo, sin demorar caminé hasta mi mesa de noche, abrí el cajón y metí mi mano hasta el fondo del mueble, hasta que mis dedos sintieron el metal frío, lo saqué y como un niño que admira a su nuevo juguete observé la pequeña navaja, el frío metal estremecía mi piel, podía sentir como mí cuerpo llamaba a la navaja, las ganas de atravesar mi piel, ver la sangre recorrer mi pálida piel y sentir el dolor, cada vez se hacía más grande la necesidad de cortarme, nunca antes creí tener éste estilo de pensamiento enfermizo, siempre creí que estando al lado de Luhan sonreiría más y más, pero nada es perfecto, ¿No?.

Levanté la vista encontrándome con mi rostro, mi mirada escaneó a aquel delgado cuerpo, se veía devastado, me veía muerto, ¿En qué me he convertido?, ¿Desde cuándo soy tan débil?, nunca antes dejé sentirme intimidado, ni cuando sufría insultos por parte de mis compañeros, que constantemente me hacían bromas pesadas, ¿Pero ahora?... me debilito con solo unas palabras, no solo con las de Luhan sino con Jongdae, después de todo él tiene razón.

-— ¡¿QUÉ MIERDA CREES QUE ESTÁS HACIENDO?! — un estruendoso grito me alarmó, giré mi cabeza y lo vi, mis lágrimas inundaron mis ojos, y Jongdae se borró de mi campo de vista, sentí como soltó las bolsas, y sus pasos acercándose a mí, con fuerza me abrazó, al sentir sus brazos rodear mi cuerpo no pude retener más mi llanto, dejé que mis lágrimas salieran, la navaja cayó al suelo, mis manos se aferraron a la remera de Jongdae, mi corazón se estremecía cada vez más, Jongdae acariciaba mi espalda con lentitud, su respiración chocaba en mi oreja.

— Shhhh... Ya está bien, yo estoy aquí. — susurró con suavidad, sus palabras confortaron a mi lastimado corazón, me aferré más a él, mí frío cuerpo se impregnó del calor que Jongdae radiaba. — No llores Minnie — me paralicé al sentir esa palabra, me aparté de Jongdae, mis lágrimas eran un impedimento para mi vista, pero solo por unos instantes, limpié las lágrimas acumuladas con el dorso de mi mano sana.

— ¿De dónde escuchaste ese apodo? — pregunté, Jongdae se estremeció, se notaba nervioso, él se apartó un poco de mí.

— ¿Qué estabas haciendo? — preguntó con enfado y nerviosismos, desvié la mirada al suelo y lo vi. La navaja relucía por su fila, mi garganta se cerró ante la idea.

Mí Ángel [ChanBaek-ChenMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora