⚠️Temas sensibles⚠️Mención de feminicidios⚠️Tenga cuidado al leer⚠️
Las mañanas de Octubre siempre eran frescas, y para ese momento las hojas de los árboles ya se encontraban pintadas de naranja. El ambiente era agradable y bastante nostálgico, agravando la sensación de subcepción que se respiraba en Ciudad Kimetsu desde el último año y medio. Caminar por las calles vacías y silenciosas era casi como una procesión fúnebre, y quizá así se sentía vivir en aquel lugar.
Hakuji bostezó con pereza, sin empaparse realmente de la ansiedad que los demás sentían por el simple hecho de vivir en una ciudad tan insegura. Siendo huérfano, sin nadie que se preocupara por él o sin tener a alguien por quién preocuparse, no había una razón por la cuál estar tenso. Bueno, sí tenía a alguien, pero no debía preocuparse por él. Así que continuó con sus pasos cansados hasta llegar a su escuela. Estaba tan aburrido que empezó a pensar en que podría patear una piedra todos los días hasta que se volviera redonda por completo.
— Buenos días. — saludó sin ánimos.
Nadie le hizo caso, pero tampoco esperó que lo hicieran. Así que se sentó en su lugar al lado de las ventanas que daban al pasillo y se estiró cual gato.
— ¿Ya viste las noticias?
La voz chillona de Daki lo hizo arrugar el ceño con desagrado. Aún así abrió los ojos y la miró con aburrimiento al tiempo que ella tomaba asiento frente a él. Sin querer responder, el pelinegro negó con la cabeza y esperó a que la mujer sacara su celular del brasier para mostrarle las primeras planas de los periódicos.
— Encontraron a otra mujer descuartizada. — dijo en voz muy baja debido a lo sensible del tema. — Fue por el kilómetro 46 de la carretera hacia Tokyo. De momento los detalles morbosos sólo están en esos periódicos de nota roja pero se contradicen en si fue abusada o sólo drenada como las anteriores.
La mirada azul de Hakuji se oscureció al tiempo que tomaba el celular de la chica y examinaba las fotografías que inevitablemente se habían filtrado debido a la prensa carroñera y ávida de notas. Sobre todo en estos momentos, donde los feminicidios en todo el país se habían incrementado de la noche a la mañana y no parecía haber otro tema qué reportar que los cuerpos sin vida de las mujeres asesinadas. Era desagradable. Era una situación que tenía tensa a la policía y hambrientos a los medios.
Por eso la ciudad se sentía tan abandonada y vacía, por eso todos estaban nerviosos y expectantes, asustados de que sus familiares, amigos o conocidos fueran afectados por aquel psicópata que estaba suelto.
— Si estamos hablando del mismo sujeto, entonces no creo que su modus operandi sea distinto. — respondió regresando el celular. No quería seguir mirando a los ojos sin vida de aquella pobre mujer. — Supongo que tu hermano vino a dejarte.
— Y vendrá por mí pero no me siento preocupada si es que no lo hace. Pasará lo que tenga que pasar, y ya se ha visto que ese enfermo es capaz de asesinar a sus víctimas dentro de sus casas sin que los vecinos se den cuenta. — dijo con un encogimiento de hombros. — ¿Acaso hay un lugar dónde podamos estar seguras? Entonces para qué preocuparse. No me gustaría vivir mi vida así.
Daki señaló con la cabeza a las compañeras que ya se encontraban dentro del salón. Todas agazapadas en grupitos, cuchicheando nerviosas mientras miraban las noticias. Unas ofrecían sus casas para hacer un grupo de estudio y mantenerse juntas, otras trazaban rutas dónde podrían volver a sus casas sin crear una rutina, todas estando de acuerdo de no salir solas a la calle. Hakuji entendió a lo que se refería Daki, pero la apatía con la que la fémina trataba el tema tampoco le parecía correcto.
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Renkaza Week 2021
FanfictionPequeñas historias dedicadas a la pareja de Kyojuro y Akaza.