Between Games!

Irving, Christian y Arwyn

Irving Paul Larcast

Irving es el centro de mi universo, siempre lo ha sido.

Y aunque esté todo el día diciéndome lo que debo hacer, cómo debo hacerlo y a qué hora, sé que lo hace por mi bien, aunque me cueste verlo.

De pequeños Irving y yo nos odiábamos. Y fue así por muchos años.

Mamá siempre me decía que los amigos siempre cambian a las personas, si tienes buenos amigos te convertirás en una buena persona, si tienes malos amigos te convertirás en una mala persona.

Lo dijo por primera vez cuando Irving comenzó la secundaria, cuando tuvo su primera novia, cuando los cambios de la adolescencia surgieron efecto en él, yo también podía notarlo, puesto que su odio hacia mí crecía todos los días.

Le prometí a mi madre que yo nunca cambiaría, que siempre la querría y que siempre pensaría que ella tenía razón, cosas que no hacía Irving.

Pero fue mentira, cuando yo crecí, cambié.

Y eso le rompió el corazón a mamá.

Recuerdo que Irving y yo nos empezamos a llevar mejor porque mi madre no aprobó su relación con una chica que no era de nuestra clase social, Irving gritó y golpeó la puerta, asustado me escurrí dentro de mi closet para que nadie me encontrara.

Cuando las cosas se calmaron me metí al cuarto de Irving, él me gritó que me largara y que no me necesitaba, esquivé sus golpes (y algunos sí los recibí) pero cuando pude llegar a él lo abracé,porque lo apoyaría cuando mi madre no lo hiciera.

Irving y yo, desde ese momento, cuando él tenía 13 y yo 8, éramos nosotros contra el mundo, contra mis padres, contra el poder...

Y fue cuando Irving se volvió más que todo lo que me importaba, el centro de mi universo y yo, el centro de su felicidad.

Irving siempre me protegía cuando mi padre trataba de golpearnos por sus ataques de ira, y si yo no lo merecía, me defendía, pero si mis padres tenían razón de mis acciones, Irving no podía hacer nada.

Admiro su sentido de hermano mayor, algo que nunca podré hacer con Arwyn.

Claude Arwyn Larcast

Con la cuestión de la condición de Arwyn, mamá siempre está junto a él, proveyéndolo y asegurándolo que nada le falte nunca y que aprenda todos los días algo.

Cuando a mi madre le dijeron que Arwyn tenía autismo, ella lloró. Y era bastante raro cuando mamá lloraba, un bebé cambia muchas cosas en la familia y más si ese bebé no crece normal.

Irving al principio no lo quería, no quería que mis padres tuvieran al bebé y por eso mamá se sentía un poco triste, pero yo sí quería al pequeño...