Síntomas

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-¿Arwyn? –balbuceé al despertar, normalmente dormía a mi lado, pero no estaba allí. Me restregué los ojos y vi la pantalla del NOVOCAINE, pero no la normal, la de misión...

La de peligro.

La barra de resistencia apareció y también la de agua, pero aún estaba en mi cuarto, volteé a ver a todos lados, pero nada. Parpadeaba con luz roja la pantalla, como cuando uno sufre mucho daño.

-¡Irving! ¡Arwyn! –grité pero no recibí respuesta, oía crujidos y veía sombras, mi cursor de la mano se volvió loco, apuntaba a todos lados y el menú se abría y se cerraba, se mandaban varios mensajes de "error" y "advertencia".

Mi barra de vida se estaba desgastando.

-¡Irving! ¡Mamá! ¡Papá! –seguí gritando sin respuesta, luego, oí el llanto de Arwyn, pedía ayuda, al tratar de ir a donde estaba me di cuenta de que no podía avanzar, la puerta de mi cuarto se abrió sola, con una fuerte luz, de donde venía el llanto de Arwyn.

Ahora gritaba desesperado y con miedo. El sonido de un cristal rompiéndose, y después, silencio.

-¡Arwyn! ¡Arwyn! Ven pequeño... Arwyn.

Silencio.

Volteé para atrás y estaban Vlad, Kyle, Ismael y los demás, apuntándome con espadas, sonriendo.

Las barras se agotaron en un instante y caí al suelo con la pantalla de Game Over.

Irving abrió la puerta y prendió la luz, junto a él estaba Arwyn pegado a la pared asustado, me di cuenta de que estaba en el suelo, tenía las mantas de la cama enredadas en mi cuello y mi despertador roto.

-¿Estás bien? –fue lo único que preguntó Irving.

Bostecé y asentí con la cabeza, me quité las sábanas de encima, Irving apagó las luces. –Arwyn dormirá con mamá.

-No problem. –contesté sintiendo un nudo en el estómago, las barras de resistencia y de vida aun quedaron grabadas en mi memoria. Esa fue la peor pesadilla que había tenido en años.

Cuando tenía pesadillas, Irving siempre venía a ayudarme, como ahora. Estábamos conectados, y podía sentir esa conexión, pero Arwyn y yo no lo estábamos, aunque no quisiéramos, Arwyn siempre estaría fuera de nuestra conexión de hermanos.



-¿Novocaína? Ya veo por qué la prohibieron. –me quejé cuando estuve seguro que nadie nos escuchaba, mis padres y Arwyn habían salido a McDonald's.

-No la prohibieron. –gruñó Irving que se estaba bañando, yo estaba frente al espejo mirando mis ojos, estaba segurísimo que habían cambiado de color, pero Irving dijo que sólo estaba exagerando. –Y que tus amigos se pasen con la ración que les recomendé es otra cosa.

-Siempre seguimos la maldita medida. –bufé mientras revisaba mis fosas nasales, sentía escozor. –Ahora me pica la nariz.

-¿Me tengo que enterar de todo lo que tu cuerpo hace?

Eructé. –Tengo hambre.

-Puerco estúpido.

Me reí, pero aún tenía el sentimiento de que no tenía buena salud, el lunes iría con Ian y Marshall para que me revisaran, estaba seguro de lo que dirían, aunque no quería aceptarlo.

-Pide por tus neuronas, o pide que te curen lo puerco, o los dos. –se burló Irving antes de irnos a la iglesia el domingo, odiaba que mamá no lo obligara a venir y a mí sí.

-Pediré por tu inmadurez, y por tu pene, tal vez algún día pueda crecer tan grande como el mío. –se lo regresé. Irving hizo una mueca y sonreí con satisfacción, subí al auto, con un poco de miedo a que mi madre me hubiera escuchado, o algo peor, Arwyn.

El lunes me sentía bastante mareado, amanecí en el suelo, no recordaba mi sueño y desde ese momento mis movimientos empezaron a ser más tontos y desequilibrados, me pegué con el armario y con la puerta de la entrada de la casa y al final, me caí de las escaleras del instituto.

-¡Tengo un diagnostico! –sentenció Marshall levantando el dedo, Ian no había llegado y sólo estábamos en la sala Annette, Vlad y Yusuf.

–Tienes sheizen en el cerebro ¡Habrá que amputar! –y sacó su sierra eléctrica del maletín. Me reí nerviosamente, no tenía ni la menor idea de por qué traía eso al instituto.

-¿WTF? -exclamó Ian pegándole a Marshall que trataba de prender la sierra, gracias a Dios que acababa de llegar.

-Eso fue una broma, ¿verdad? –pregunté nervioso, Ian no contestó.

-Sí... sí, pensemos así. –bromeó Marshall, o eso pensé.

-Creo que consultaré a Amme para cambiar los horarios y las veces que entremos al NOVOCAINE. –dijo Ian después de hacerme un chequeo.

-¿Tenemos novocaína en el cerebro? –cuestioné mientras trataba de mirar su libreta, donde ponía sus apuntes.

-Yo no. –sonrió Ian. –No es eso Chris. –Aumentó después de ver mi cara –Las imágenes que pasan tan rápido en la pantalla nos pueden deslumbrar un poco, ¿recuerdas que te recomiendan ver la tele a cierta distancia? Bueno, es para que no te dañes, pasa lo mismo con el NOVOCAINE.

-A excepción de que estamos dentro de la tele, ¿no? –traté de usar un tono en el que pareciera un genio, Ian se encogió de hombros y sonrió.

-Vaya Christian, eres un genio. –se burló Vlad, al menos lo había notado.

-Tengo hambre y sed, ¿por qué Kyle siempre llega tarde? Su trabajo es alimentarnos a tiempo. –se quejó Ismael, me molesté con su comentario, estuve a punto de responderle cuando Kyle, Zail y Hans llegaron al club.

Todos entraron a la cocina y empezaron a comer, casi me da un infarto. ¡Kyle no había golpeado a Hans ni a Zail! Esto era un severo caso de discriminación.

Oí que los demás murmuraban cosas, pero no quise escucharlas, a cambio, me acerqué a la cocina tímidamente, ninguno notó mi presencia, pero al menos me había parado en la cocina.

Solo, pero estaba a un metro de ellos, mirándolos, pero estaba en la cocina. Se sentía bien.

-Amme. –Ian pronunció su nombre con fuerza, ella estaba platicando con Zury cuando entraron al club. –Tenemos que hablar.

-Yo también te extrañé, darling. –contestó mandándole un beso y lo ignoró, Ian gruñó.

-¡Te está hablando, perra! ¡Hazle caso! –gritó enojado Ismael, Amme lo volteó a ver ofendida.

-Repite eso. –le retó Amme, Ismael se levantó con superioridad, ¿le iba a hacer algo?

-¡Wowowowowow! –dijo Vlad parándose entre los dos, Annette le tomó las manos a Ismael y Zury a Amelie. -¿Recuerdan que hay reglas?

Los dos asintieron.

-Bueno, si no quieren que los saque por la ventana a los dos, compórtense. –concluyó Vlad. Y se dejaron de hablar.

El ambiente estaba pesado, más que la última vez. Pasé mi mirada al NOVOCAINE, nadie lo notaba, pero un foco rojo estaba parpadeando con sutileza, no podía creer que nadie notara que esa cosa nos estaba haciendo daño.

-¿Cómo se atreve a hablarle así a una mujer? –gruñó Kyle.

-¡Qué le hable así a su mamá! –comentó Zail sin apartar la mirada de donde estaba Ismael. Hans asintió con la cabeza.

No comenté nada, sólo me quedé parado sin saber qué decir o hacer, así que fingí tomar un vaso de refresco y volver a la sala de estar a ver a Annette jugar Fire Emblem.

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