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//pensamiento: amo hacer historias tristes y dramáticas. Es como tejer una trampa para conmover gente.//
- ¡QUE NO ME VOY A CASAR!
Exclamó el joven luffy cerrando la gran y gruesa puerta de madera de su lujosa habitación.
La recamara parecía una sala, tan espaciosa y llena de cosas. Un guardarropa gigante, numerosos instrumentos, lienzos, pinceles, pinturas, raquetas de tenis, pelotas, patines, entre un montón de cosas más.
El chico se dejó caer sobre su gigantesca cama cubierta con sábanas suaves y cobijas de la mejor calidad, hundió su cabeza entre sus tantas almohadas y gruñó molesto.
-¡No es que quieras! ¡Tienes que hacerlo!
Su abuelo habló firme detrás de la puerta.
Luffy- Que yo...- se levantó de apoco- no me voy, ¡A CASAR!
Grito enojado lanzando un jarro a la puerta haciendo que esté se rompiera.
-¡Luffy!
Su abuelo gritó de nuevo. El chico titubeó un momento sin saber que hacer y después corrió hacia el gran balcón de su cuarto y con cuidado de no hacer mucho ruido bajo hacia el jardín y se escabulló hacia el bosque que conectaba con el pueblo.
El motivo de la discusión con su abuelo era que este, había arreglado un matrimonio entre luffy y una princesa de otro reino llamada Boa.
Y si, así como lo pueden sospechar, luffy era un príncipe, próximo en heredar la corona. Por este motivo era importante que consiguiera una buena esposa y vaya que Boa era una muy buena candidata. Sin embargo el corazón aventurero de luffy se rehusaba a casarse con ella.
Luffy siempre había sido un chico obediente, siguiendo las órdenes de su abuelo. Claramente el era muy inquieto y curioso, pero aún así acataba los deseos y ordenes de su abuelo.
Hace meses que luffy conocía a boa y al principio, aunque no sintió ninguna atracción hacia ella, estaba dispuesto a casarse con boa. La chica si estaba enamorada de luffy. Le bastó unos minutos para amarlo, y la verdad, ¿quien no lo amaría? El era tan lindo, inquieto, divertido...
Pero todo cambio la noche en la que conoció a una joven un tanto...desastrosa.
Aquella era una noche obscura y tranquila, rondaban más de las 3 am y luffy se encontraba en su cuarto pintando y jugando con los colores de un lienzo que se llenaba de ideas abstractas formadas en la imaginación del chico. Luffy escuchó un ruido extraño en su balcón, como si algo hubiera golpeado el piso. El salió con cautela y se sorprendió al ver a una mujer intentando escalar hacia su balcón.
