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𝗧𝗶́𝘁𝘂𝗹𝗼: 𝖠𝗍𝗋𝖺𝖼𝖼𝗂𝗈́𝗇 𝖯𝗋𝗈𝗁𝗂𝖻𝗂𝖽𝖺.
𝗣𝗲𝗿𝘀𝗼𝗻𝗮𝗷𝗲𝘀: 𝖠𝗋𝗒𝗇𝖺 𝖲𝖺𝖻𝖺𝗅𝖾𝗇𝗄𝖺, 𝖤𝗅𝖾𝗇𝖺 𝖱𝗒𝖻𝖺́𝗄𝗂𝗇𝖺.
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‼️ Advertencia: +18.
Elena y Aryna eran dos estudiantes que compartían varias clases. Ambas eran talentosas en deportes y estaban en el equipo de tenis de la escuela. Elena era una chica dulce, tímida y reservada, mientras que Aryna era todo lo contrario: extrovertida y segura de sí misma. Sin embargo, a pesar de estar juntas las horas de práctica, algo extraño sucedía entre ellas. Se cruzaban en los pasillos, pero su relación no era precisamente amistosa.
Un día soleado, la rubia se encontraba sentada en un banco del patio, disfrutando de un libro, cuando la bielorrusa se le acercó con una sonrisa burlona en el rostro.
—¿Qué tenemos acá? ¿La rata de la biblioteca? —dijo la mayor con voz burlona, tomando el libro de las manos de la menor.
Pero la castaña, en lugar de hacer caso a su petición, buscó una manera de humillarla aún más. Se acercó al grupo de estudiantes que se encontraba cerca y comenzó a leer en voz alta un fragmento embarazoso del libro, provocando risas a su alrededor.
Elena se encogió, sintiendo cómo el peso de sus palabras la aplastaba. Sin embargo, a pesar del bullying constante de Aryna, no pudo evitar sentirse atraída por ella. Habían tantos chicos lindos que invitaban a la kazaja a salir y tal vez a intentar algo más, pero en secreto ella solo tenía ojos para su victimaria; que por cierto, también era muy pretendida. Algo en la confianza y la forma en que se llevaba el mundo por delante despertaba un raro pero poderoso sentimiento en ella.
Días tras día, las burlas en el colegio continuaron. Aryna aprovechaba cualquier oportunidad para avergonzar a Elena frente a sus compañeros. Ella parecía disfrutar molestándola, y en verdad lo hacía. Le inventaba apodos, le escondía sus libros y su celular, le pegaba notitas con insultos en el casillero, y se burlaba de ella en público. Era como si Aryna tuviera una extraña necesidad de poner a prueba los sentimientos de Elena. Pero, incluso en medio del tormento, la menor encontraba momentos para observarla desde lejos, viendo en ella algo más que una simple bravuconería. A pesar de todo, la deseaba.
