Capitulo 13: Confrontando a la Muerte

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Revis apretó los dientes de furia mientras observaba al señor del abismo alejarse, permitiendo que su regeneración trabajara para recuperar sus extremidades inferiores. La ira ardía en su interior, alimentando su determinación de hacer pagar a aquellos que se atrevían a someterla.

El cuerpo del señor del abismo se tensó como si hubiera visto algo que los demás no podían percibir. Luego, cayó sobre una de sus rodillas e inclinó la cabeza hacia la nada. La atmósfera se volvió aún más tensa, y todos se quedaron mirando, sin saber qué esperar a continuación.

Frente a él, el espacio pareció cambiar mientras una figura retiraba el manto de irrealidad que lo cubría, revelando su verdadero aspecto ante el trío. Un nuevo ser se erguía delante de la calamidad que, hace poco, parecía invencible. Las extrañas ropas de esta figura capturaron miradas de desconcierto, en especial la máscara sonriente que cubría su rostro.

No desprendía ninguna aura o energía, y si no fuera por sus ojos, ni siquiera se habrían percatado de su existencia. Dionysus tragó pesadamente, su cuerpo empezó a temblar involuntariamente. Se sintió atrapado, como un ratón enjaulado con la fiera más temible. El nuevo ser no mostraba señales de hostilidad, pero su mera presencia era suficiente para hacer que todos se sintieran completamente indefensos.

"Has hecho bien", murmuró a su invocación, quien solo inclinó más la cabeza al escuchar las palabras de su maestro. "Ahora, tengo algunas preguntas para ustedes, me gustaría saber si están dispuestos a responderlas", dijo al grupo. Su voz era profunda y llena de poder.

Una gota de sudor se deslizó por la mejilla del dios. "¿Tú eres el maestro de la calamidad?", preguntó, dando un paso hacia Momonga. Antes de que un aura asesina se derramara sobre su cuerpo, el no-muerto giró la cabeza de forma antinatural, clavando sus ojos en Dionysus. No era tonto y retrocedió con las manos en alto, mostrando que no tenía intenciones de iniciar un conflicto.

"¿Calamidad?" repitió la pregunta Momonga mientras giraba levemente en dirección del señor del abismo. "Se podría decir que sí," resopló.

"¿De qué panteón eres?" La expresión de Dionysus comenzaba a amargarse. A sus ojos, la única forma de que una calamidad se inclinara ante alguien era que el otro lado fuera la Gran Madre o un dios que hubiera usado su arcanum para influenciar en la monstruosidad.

Dionysus no era el mejor ejemplo de dios, pero ni siquiera él, que había buscado traer caos al mundo inferior, se había atrevido a usar su arcanum para influenciar el destino de los mortales. Él jugó el juego como un rey justo, aunque se movía entre bastidores; los mismos mortales tenían que ser responsables de la mayor obra de teatro de la historia.

Al ver que uno de sus hermanos se había atrevido a desobedecer la mayor regla de todas, quitándole lo divertido a la odisea que había estado escribiendo, lo enfurecía. Sus ansias de matarlo y devolverlo al cielo comenzaron a crecer dentro de él.

Ante su pregunta, la calamidad se puso de pie dispuesto a atacarlo, pero el brazo del desconocido lo detuvo. "¿Panteón?... ¿A qué te refieres?" preguntó nuevamente.

Dionysus apretó su puño, pensando que el dios frente a él se estaba burlando. "¿Bajo qué dios están tus dominios, Zeus, Odín, Ra...?" gritó mientras quitaba el sudor de su frente. Incluso sintiéndose intimidado, no guardaría silencio ante esto.

"Odín... así que los dioses existen en este mundo", susurró Momonga, casi perdiendo el hilo de su personaje. Si lo que acababa de escuchar era cierto, alarmarse era natural, ya que todos los nombres que mencionó eran jefes de raid extremadamente poderosos.

En especial, Odín, como el dios principal del mundo de Asgard, tenía el título de "asesino de novatos". Su ubicación no era difícil de encontrar y era uno de los primeros dioses que podías enfrentar al comenzar en el juego.

La última gran misiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora