Capitulo 17: Alianza de Conveniencia

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Mientras la familia Loki luchaba por mantenerse en el aire, ascendiendo con dificultad y distanciándose de las retorcidas paredes del laberinto que consumía el ecosistema del piso 39, Ainz no pudo evitar contener una risa apenas perceptible.

Observarlos era como presenciar a niños intentando andar en bicicleta por primera vez, como si en cualquier momento pudieran perder la concentración y caer de bruces al suelo. Este espectáculo tan humano contrastaba notablemente con el dominio absoluto que Ainz tenía sobre la magia.

El hechizo [Vuelo] se había vuelto tan natural para él, tan arraigado después de su tiempo en Yggdrasil, que lo realizaba con la misma naturalidad con la que respiraba. La única diferencia palpable residía en la sensación de su mana siendo drenado, un fenómeno que le resultaba intrigante. ¿Era acaso otro efecto de haberse convertido en su avatar?

"Llévenlas...", indicó Ainz, señalando hacia las chicas que habían enfrentado a sus invocaciones. Ambas mostraban signos de heridas y sus reservas de MP habían alcanzado niveles críticos, impidiendo cualquier regeneración.

El silencio dominó el momento, ninguno de los presentes respondió a las palabras de Ainz. Se miraron entre ellos con expresiones complicadas, sumidos en la confusión. Fue entonces cuando una elfa se adelantó para recibir en sus brazos a la inconsciente Filvis.

Aguardó a que se alejara antes de dirigir su atención a la chica de cabello rojo. Esta fruncía el ceño, emanando una intensa hostilidad hacia cualquiera que se acercara.

Con un suspiro, Ainz decidió actuar sin darle tiempo a reaccionar, lanzando sobre ella una magia de parálisis. "Hi", musitó mientras el cuerpo de Revis se tensaba antes de perder toda su fuerza. "Ahora pueden acercarse", añadió Ainz.

Pasaron unos segundos de silencio sepulcral antes de que alguien decidiera actuar. "Raúl, ve a buscarla", ordenó Finn con seriedad.

"Pero... ¡Capitán!" Las manos del humano temblaron mientras se acercaba lentamente a la chica. Raúl tragó nervioso al ver el rostro paralizado de Revis, con una expresión asesina que emanaba hostilidad. Gimió de pánico mientras la agarraba de la cintura y la cargaba en su hombro, como si estuviera manejando un costal de papas, temiendo que la furiosa joven rompiera el hechizo y lo atacara en un frenesí sangriento.

"Bien, debemos apresurarnos", dijo Ainz, iniciando el vuelo en dirección a la superficie. Estaba a punto de abandonar el piso cuando se percató de que nadie lo estaba siguiendo.

"No confían en mí", reflexionó. Sabía que tenían razones para dudar; su primera impresión había sido desastrosa, marcada por la imagen de él eliminando a ese supuesto Dios.

Dándose cuenta de que el enfoque anterior no estaba dando resultados, Ainz titubeó. Sin embargo, después de unos momentos, una idea cruzó su mente. ¿Por qué no simplemente les decía la verdad? ¡O incluso mejor, podría intentar mostrárselo! Sería más sencillo que tratar de convencerlos de que lo acompañaran.

Ainz no buscaba convertirse en su enemigo; ese nunca fue su objetivo. Su única meta era obtener información y, con el tiempo, decidir su plan de acción. La idea de forjar buenas relaciones con los habitantes de este mundo le parecía prudente.

Al menos, agradecía que no lo hubieran atacado ni huido al verlo.

El aparente líder del grupo de aventureros avanzó unos pasos frente a sus compañeros. "¿Por qué nos ayudas? ¿Eres un Xeno?" se detuvo un momento antes de continuar, "¿o eres una calamidad?" preguntó Finn, interrumpiendo los pensamientos de Ainz.

El Pallum se encontraba en un dilema. Frente a él, un ser desconocido les ofrecía ayuda a su familia. Incluso el dolor que había sentido en su pulgar, el cual nunca le había fallado en su carrera como aventurero, desapareció al llegar a ese piso. Sin embargo, la situación era demasiado inusitada. ¿Debía confiar en el no-muerto que podía hacerlos volar con una palabra y matar dioses sin recibir aparente daño?

La última gran misiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora