Capitulo 16: Enfrentando a la horda

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Orario quedó sumido en un silencio sepulcral, la tensión se palpaba en el aire, pero nadie se atrevió a dar un solo paso. Fuera de las murallas de la ciudad, una multitud de monstruos invadía la vista: goblins, orcos, lobos y todo lo que alguna vez emergió de la mazmorra y más. Sin embargo, lo que más estremeció a los aventureros fue ver entre la horda a grupos de humanos sonriendo descaradamente.

¿Qué estaba sucediendo? Esta pregunta atormentaba los pensamientos de cada espectador. Rompiendo la calma, un retumbar lejano resonó en la tierra, acompañado por un grito de dolor, seguido de un gigantesco pilar de luz que surgía desde las profundidades del calabozo. Destrozó la Torre de Babel a su paso, marcando así el inicio de la guerra que nadie había anticipado.

"¡Por el Creador!" rugió un orco vestido con armadura, alzando una espada que eclipsaba a los humanos comunes.

El asedio había comenzado, pero incluso con la mente aguda que Riveria había forjado en el fragor de la batalla, aún no lograba procesar completamente la escena que se desenvolvía.

En ese instante, un goblin vestido con una ligera armadura de cuero saltó junto a ella, hundiendo su cuchillo en el cuello de un aventurero de segundo nivel. Sorprendida dejó de intentar comprender lo que estaba sucediendo, entrando en un estado de pura supervivencia.

Al retirar la daga del cuello, el pequeño ser verde procedió a clavarla de nuevo en el pecho del aventurero, eliminando cualquier posibilidad de sobrevivir. Ni las pociones ni las poderosas magias de los curanderos podrían regenerar un corazón destrozado.

En todo momento, el goblin miró fijamente a la elfa a unos pasos de él, observando cada uno de sus movimientos. "Hiihiiihiii... el Creador nos ha bendecido y mancharemos esta tierra con sangre en su nombre", rio antes de lanzarse sobre Riveria.

Sin tiempo para entonar un hechizo de protección, Riveria agitó su báculo, <Magna Alfs>, en dirección al goblin. Aunque sus estadísticas de fuerza y agilidad no eran excepcionales, su vasta experiencia en combate le permitía superar a las vanguardias de segunda clase. Después de todo, su cuerpo había experimentado la metamorfosis de la subida de nivel en seis ocasiones.

El aire se cortaba con el balanceo del báculo, a punto de conectar con la sonriente figura del goblin, cuando este murmuró "[Shadow Mist]". Sin aparente restricción <Magna Alfs> se movió a través de donde debería haber estado la cabeza del goblin, de manera ilusoria, su cuerpo se deformo, expandiéndose en una densa niebla negra que envolvió a Riveria.

Los ojos de la elfa se encogieron, y una exclamación ahogada quedó atrapada en su garganta. "¡¿Una habilidad?!" Su cuerpo se erizó al sentir la intención asesina que se arremolinaba en su espalda.

Desde las sombras, el pequeño goblin se lanzó hacia ella, apuntando directamente a su corazón. "[Backstab]," gritó, envolviendo la cuchilla en un brillo rojizo que se precipitaba a una velocidad sobrenatural.

El sonido de su manto siendo desgarrado la sorprendió, deteniéndose después de atravesar un par de pliegues. Aunque el cuchillo no la dañó directamente, el dolor se esparció por su columna vertebral, entumeciendo sus movimientos.

Con un gruñido descontento, el goblin retiró la daga e intentó ocultarse nuevamente en la niebla. Sin embargo, no tendría la oportunidad. Con un rápido movimiento, el báculo golpeó el pecho desprotegido del monstruo, haciéndolo retroceder varios pasos por el dolor. Aturdido, no fue capaz de evadir un segundo golpe que lo estrelló contra el suelo.

Si algún otro elfo hubiera presenciado tal desenlace barbárico, habría quedado impactado. Ver a su nobleza, el ejemplo a seguir para la mayoría de los elfos que pisaban la ciudad, aplastando el cráneo del monstruo usando su báculo como un garrote, era una escena chocante. Cada vez que pensaran en ella, sus mentes reproducirían el acontecimiento.

La última gran misiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora