[2] Puedo escuchar las campanadas

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ok, les dejo otra parte porque la anterior se me hacía muy cortita y ando de buen humor lol

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Esa misma tarde, Carlos había salido a ver qué podía hacer con ese anillo y recompensárselo a su mujer.

Por otro lado, Victoria se había quedado en el departamento descansando, desde que había iniciado todo esto, la cantante dormía más de lo normal. Está vez estaba viendo una película a la cual no le estaba poniendo atención, porque ahora la boda ocupaba toda su atención.

Carlos no tardó mucho en llegar y la encontró medio dormida con los gatos sobre ella.

—Guapo, llegaste —Victoria habló adormilada —Ven a sentarte conmigo, quiero tenerte cerca.

El piloto sonrió al escucharla pedir por él. Jamás podría decirle que no o cansarse de ella recibiéndolo así.

—Alguien se despertó cariñosa —Carlos soltó riendo al ver que Victoria le hacía un espacio en el sillón.

—Son las hormonas, no molestes —Victoria sabía que era no era mucho de expresar sus sentimientos con palabras, así que decirlos en voz alta era raro hasta para ella. 

El madrileño rodó los ojos y fue a sentarse con ella, tomando a Bodoque y sentándolo sobre sus piernas, Bolillo se quedó con Victoria.

—¿Resolviste lo del anillo?

—Me temo que no encontré algo que te gustara, tendrás que tener ese anillo hasta que te compre otro —Carlos soltó rendido —No pienso apresurarme, te daré tu anillo perfecto.

—No me importa, estoy segura de que la prensa te amará por semejante roca —Victoria bromeó y Carlos solo pudo sonreír, amaba tanto a esa mujer.

—¿Cómo te sientes? ¿Has vomitado más?

—Nada de nada, solo pasa en las mañanas. Por cierto, he estado pensando sobre la boda —Victoria soltó y una sonrisa se formó en la cara de Carlos, lo cierto era que Vic no era una persona que pensaba en fiestas o le gustara celebrar su cumpleaños.

—¿Y qué has pensado? —Carlos no quería presionarla porque en cuanto ella se sintiera de esa forma, sabía que las cosas no terminarían bien. 

—Antes de decirte, quiero saber que has pensado tú.

La cantante se sentó para poder ver a su novio a la cara, ambos estaban en el sillón grande con un gato en sus regazos.

Carlos fue el primero en desviar la mirada y comenzó a rascarse la nuca, Victoria entrecerró los ojos al verlo. 

—No creo que te guste mi plan. 

—¿Tiene algo que ver con las miles de tradiciones de los Sainz? —Para este punto, ambos sabían que era cierto.

Carlos le regaló una mirada que decía: Sabes muy bien que sí. Victoria soltó una risa negando con la cabeza. Para ese punto de relación, a veces, las palabras ya no eran necesarias.

—Todos los Sainz se han casado en la misma iglesia desde hace años y desde que mis padres tienen el viñedo en Ávila, bueno, las fiestas se han celebrado ahí —Carlos comenzó a explicar —La lista de invitados casi siempre es la misma y a veces hasta cierran las calles por nosotros. 

—Y supongo que tú quieres eso —Victoria ya conocía a la perfección a su novio, era obvio que el estilo de vida de los Sainz no iba a quitárselo al 100%.

—No mentiré, quiero eso, no por mi familia, o bueno sí —Carlos volteó a verla —No lo hago porque ellos esperen que lo hagamos, quiero eso porque son parte de mis tradiciones, quiero casarnos por la iglesia porque mis padres lo hicieron así, quiero que sea en esa iglesia porque si ellos tuvieron un gran matrimonio y espero que él de nosotros sea aún mejor. Sé que no eres muy religiosa, pero creo que podemos intentarlo. Y quiero una gran fiesta en los viñedos, llena de gente, con tus amigos, mis amigos, nuestras familias.

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