Cierra los ojos, el momento se acerca, el aire huele a ponche, bastones de caramelo y a historias por comenzar.
Pide un deseo, es la hora, el amor está llegando a la ciudad...
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Hace tan solo dos días Tillie y yo estábamos viviendo nuestro mejor momento, por fin había logrado tener a mi primer amor, la chica con la que he soñado por más de diez años. La única a la que he amado durante todo este tiempo y por la que sería capaz de dejar todo. Y ahora, es como si todo lo que vivimos en cinco días fuese solo un sueño. No entiendo que pasó ni por qué decidió alejarse, lo único que sé es que, haberla tenido y perderla, dolía más que nunca haberla tenido.
-¿Cale? -Jane pone una taza de café frente a mí, su mirada de compasión me hace sentir aún peor-, no puedes seguir así, estamos preocupados por ti.
-Estoy bien, solo necesito pensar -contestó bebiendo mi café humeante. Hago un gesto de dolor al sentir como quema mi garganta-. Voy a vestirme, necesito ir al restaurante.
Me levanto de mi silla y me alejo de mi hermana, ella y Dan ya saben lo que ocurrió y siendo sincero, no necesito oír más charlas motivadoras. Solo quiero entender que sucedió.
Aparco mi coche en la zona reservada para mí en el restaurante, antes de enfrentarme a mis empleados, tomo mi móvil y marco su número, otra vez. El buzón de voz suena al instante y después del pitido decido dejar un nuevo mensaje.
-"Tillie, cariño, por favor, contesta, necesitamos hablar. No sé qué hice, pero te suplico que me perdones. Te prometo que dedicaré mi vida a enmendar el daño que te hice, pero por favor, habla conmigo. Te echo de menos."
Cuelgo la llamada sin esperanzas, sé que no contestará. Sigo sin entender que sucedió. Si ella quería terminar la relación, al menos merezco saber por qué. Froto mi pecho, se siente vacío desde que no está. Al entrar al restaurante recibo la mirada lastimera de todos los empleados. Frunzo el ceño cansado de los murmullos a mis espaldas. Entro a la cocina dejándolos a todos atrás con miradas de preocupación. Cambio mi ropa por mi uniforme y empiezo a preparar el menú para la noche. El mousseberry Tillie ha salido del menú sin importarme que sea el postre insignia del Luxe Louge. En cambio, los platos más difíciles y con más dificultad de preparación serán los que inundarán la cocina esta semana. Enfocarme en el trabajo me ayudara a mantener mi mente ocupada y así evitaré pensar en Tillie. El tiempo pasa tan rápido que, cuando menos lo espero, estoy conduciendo hacia el centro comercial. Camino por el pasillo que me lleva al vestidor y escucho su voz y la de Grace enzarzadas en una conversación. Camino más rápido hasta darles alcance y cuando por fin la veo, mi corazón se cae de dolor. Tiene bolsas oscuras bajo sus ojos, y luce desaliñada.
-Tillie...
Pasa por mi lado esquivándome, la veo perderse por el pasillo como cuando estábamos en el instituto. Solo deseo que llegue la Navidad para no tener que volver a este trabajo. Esta vez me lleva más tiempo ponerme mi traje de Santa, cada movimiento se siente lento y cansado.
-Hola, Caleb -saluda Maddie, sentándose a mi lado-, lamenté oír que Tillie y tu rompisteis.
-Si, yo también lo siento. -digo con la voz cansada.