Capítulo 5

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Kihyun se movió aturdido. Sentía la cabeza pesada; el cuerpo le dolía. Debían haberle dado un sedante y aún estaba embotado. Se preguntó cuánto tiempo habría estado dormido y alargó la mano hacia el reloj. Al hacerlo, vio que llevaba puesto el camisón. El enfermero Lee debía de haberlo cambiado, aunque no lo recordaba.

El reloj indicaba las diez y media de la mañana. Había dormido toda la noche.

Al mismo tiempo, recordó por qué el enfermero Lee debía de haberlo sedado.

Sintió pánico.

—¡Eunjun!

Su voz sonó angustiada.

Un momento más tarde, el enfermero entró en el dormitorio.

—Vamos, vamos —dijo con calma—. No quiero que vuelva a perturbarse...

—¿Dónde está Eunjun? —demandó desesperado.

—Nadando en la piscina con el señor Son —respondió con serenidad.

De inmediato trató de apartarse el cobertor. El enfermero se lo impidió.

—No —indicó con firmeza—. Eunjun se encuentra perfectamente bien y feliz. Podrá verlo dentro de un rato, cuando haya desayunado. No se va a ir a ninguna parte.

—Usted no lo entiende... —comenzó con ojos angustiados.

El enfermero Lee le ahuecó las almohadas.

—Lo que entiendo es que si quiere ponerse bien lo más pronto posible, no debe perturbarse de esta manera. Ayer podría haberse hecho mucho daño al caer de esos escalones, ¿sabe? Ahora desayune y luego lo ayudaré a levantarse.

No pudo hacer otra cosa que ceder.

Pero mientras comía, intentó forzar su cerebro para que funcionara. Son Hyunwoo no podía quitarle a Eunjun. Los padres de hijos ilegítimos carecían de derechos automáticos ante la ley. Podía negarle acceso, mantener a Eunjun a salvo de él, conseguir una orden del tribunal para mantenerlo alejado...

Pero había una pregunta que aún seguía sin respuesta.

¿Por qué quería Hyunwoo a Eunjun? ¿El único motivo para que lo hubiera sacado de los cuidados del estado y los hubiera llevado allí era únicamente para evitar el escándalo?

Pero ¿por qué estaba tan enfadado por que le hubiera ocultado su existencia?

Porque un hombre como ése, capaz de usar a los hombres como lo había usado a él, podía hacerle lo mismo a su hijo. Su hijo.

Pareció una eternidad hasta que el enfermero Lee quedó satisfecho con lo que había comido y lo ayudó a vestirse. Luego pasó otra eternidad hasta que lo sacó a la terraza.

—Quiero estar cerca de la piscina —indicó con sequedad. Podía oír chapoteos y los gritos infantiles de Eunjun respondidos por una voz más profunda desde el otro lado de la villa, donde se hallaba la piscina.

Lo llevó ayudado por Stavros, el marido de María, quien lo situó de modo que pudiera ver la piscina en la terraza inferior. Allí estaba Eunjun, con unos flotadores en los brazos, esforzándose en hacer un ancho.

Hijo en venta [ShowKi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora