Capítulo 8

264 48 0
                                    

No dejaría que lo ayudara. No dejaría que lo guiara de vuelta a la silla. No dejaría que lo tocara.

Se apartó de él, aferrándose a la puerta en colapso físico y emocional.

—¡No me toques! —gritó, sacudido por un llanto tremendo.

Le apartó las manos y trató de abrir la puerta. Pero no veía nada, y las manos y las extremidades le temblaban. Incapaz de abrir, giró y, mareado, se apoyó contra el panel de madera.

Los sollozos se ahogaban en su garganta mientras adelantaba las manos para mantenerlo apartado de él. 

—¡No te acerques a mí! ¡No te acerques a mí!

No podía aguantar más... no podía. Golpeaba a ciegas para mantenerlo apartado.

Hyunwoo permanecía absolutamente quieto. La emoción lo atravesaba y no sabía qué era. No disponía de tiempo para pensar en ello. Podía ver que Kihyun perdía el control y se desmoronaba delante de sus ojos. Giró en redondo y alzó el auricular del teléfono interno de la casa, y soltó una orden en griego. Luego se dio otra vez la vuelta.

—El enfermero Lee va a venir. Él cuidará de ti. Si te apartas de la puerta, podrá pasar. Yo... no te tocaré —pudo ver que respiraba de forma entrecortada y dificultosa. En ese momento sonó una llamada seca a la puerta—. Es el enfermero Lee. Si te apartas, podrá pasar.

Hizo lo que le dijo y se apoyó en la pared. El enfermero Lee abrió con cuidado y se ocupó de inmediato de la situación. Con movimientos enérgicos se llevó a la figura angustiada al exterior, sin prestarle atención al hombre que había allí de pie con rigidez, testigo de la escena.

Cuando se marchó, cerró la puerta detrás de él. Regresó con andar pesado a su sillón detrás del escritorio y se dejó caer en él. Sobre la superficie de la mesa, estaban el documento y el cheque rotos, despreciados y rechazados. Permaneció quieto, contemplando los fragmentos. Luego, despacio, metódicamente, los recogió y los echó a la papelera.

No volverían a ser necesarios.


—¿Dónde está Eunjun ?

La voz de Kihyun sonó débil, pero temerosa y urgente. El enfermero Lee respondió con calma.

—Winter le está leyendo un cuento. Ahora descanse.

Descansar. Era lo único que podía hacer. Parecía que una locomotora le hubiera pasado por encima. Pero eso era Son Hyunwoo. Una locomotora salvaje que aplastaba todo a su paso.

El miedo se retorció en su interior. Más que miedo. Revulsión.

Por un hombre que podía caer tan bajo como para pensar que un niño estaba en venta...

¡Tenía que escapar de allí! ¡Tenía que hacerlo!

La puerta del dormitorio se abrió. Kihyun desvió la vista hacia allí y alta figura del enfermero Lee también giró en esa dirección.

Son Hyunwoo se perfiló en el umbral. Parecía más lóbrego, más alto, y, al mismo tiempo, era como si algo hubiera cambiado. Kihyun no sabía qué podía ser.

Ni le importaba.

—Enfermero, me gustaría un momento a solas con su paciente, si es tan amable.

Podría haber sido planteado como una petición, pero el enfermero Lee lo oyó como una orden. Durante un instante, miró a los ojos a su empleador.

—El joven Yoo no debe padecer más tensiones —le informó a uno de los hombres más ricos de Grecia.

Con gesto grave, Hyunwoo inclinó la cabeza.

Hijo en venta [ShowKi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora