Un Tesoro de Cartas - Lawlu

2: La esperanza de un pecador

Law se muerde los labios con tanta fuerza para no emitir ningún ruido hasta que puede saborear la sangre en la boca. Aprieta los puños con tanta fuerza que siente cómo las uñas se le clavan en las palmas de las manos. Cierra los ojos con tanta fuerza que puede ver pequeñas manchas blancas en toda su visión.

'Cora-san... todo es culpa mía, ¿verdad?'

Law escribe su primera carta a Cora-san.

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Law odia la nieve.

Puede que sea una afirmación hipócrita, teniendo en cuenta que North Blue y la nieve parecen ir de la mano. Law parece haber perdido todo interés en lo que la gente parece considerar un acontecimiento majestuoso que cae justo delante de sus ojos.

"¡Ah! ¡Por fin ha vuelto a nevar!"

Law puede oír murmurar a Bepo entre las risas infantiles y el jaleo que Shachi y Penguin han montado fuera de casa. Law los observa desde su habitación, el antiguo trastero que consiguió convencer a Wolf para que lo convirtiera en su propia habitación. Law puede ver los pequeños copos blancos cayendo lentamente contra la ventana y, por un momento, Law se regodea en el hecho de que al menos sus autoproclamados amigos estén disfrutando del frío a pesar de tener invierno durante la mayor parte del año.

"¡Me encanta la nieve!"

murmura Bepo una vez más, lo que no sorprende a Law. Durante los últimos tres años que han permanecido en la cabaña de Wolf, el visón siempre ha manifestado su amor por el frío y lo fascinante que es para él ver los diminutos copos caer como pequeñas estrellas en el suelo.

Law desea poder compartir el mismo sentimiento. Law desea poder ver la belleza y la elegancia que surge cada vez que estos pequeños copos llenan el mundo de frío. Law desea poder mirar la nieve y ver el blanco eterno tan puro y asombroso y tan extrañamente cautivador.

Pero cada vez que Law ve la nieve, todo lo que Law puede ver es el rojo - de cuerpos tendidos en la calle después de haber sido tiroteados hasta la muerte a causa de una enfermedad que no tenían forma de curar, de llamas envolviendo todos y cada uno de los hospitales como si las vidas de los pacientes no fueran más que un asunto intrascendente comparado con la belleza del ámbar que les llevó a la perdición, de la niña dentro del armario con el pelo castaño y una sonrisa alegre que confiaba en su hermano con todo su corazón.

Cada vez que Law ve la nieve, todo lo que Law puede ver es el rojo: de una capucha oscura de la que cuelgan dos formas parecidas a corazones, de un maquillaje tan ridículo pero tan extrañamente apropiado para un hombre alto y rubio que se las arregla para prenderse fuego a diario, de una sonrisa llena de carmín que parece tan cómica pero que siempre le proporciona un atisbo de calma y paz y calidez.

Cada vez que Law ve la nieve, todo lo que Law puede ver es el rojo -de la sangre procedente de todas las heridas en medio de la búsqueda de robar una fruta con la esperanza de curar a un chico que hace tiempo que abandonó cualquier esperanza de vivir, de la sangre procedente de todos los puñetazos y patadas de un falso marine cuya lealtad siempre ha estado dirigida hacia la otra cara de la moneda.

Cada vez que Law ve la nieve, todo lo que Law puede ver es el rojo procedente del monstruo que apretó el gatillo sabiendo que su hermano pequeño nunca podría hacerlo.

Hace tiempo que Law ha olvidado lo que significa mirar a la nieve y ver algo que no sea la muerte.

"¿Capitán?"

Law se sobresalta y sale de sus pensamientos al oír la voz de Bepo dentro de la habitación. Law se gira y ve al visón de pie junto a su cama mientras juguetea con sus dedos, un hábito que Law ha estado intentando quitarle. Law se maldice por disociarse una vez más hasta el punto de que ni siquiera se dio cuenta de que Bepo había dejado a Shachi y a Penguin jugando con la nieve.