Capítulo 5

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Abrió los ojos acostumbrándose a la luz que se colaba entre las persianas de la ventana. Tenía recuerdos borrosos de cómo se habían dado las cosas, pero podía visualizar a la perfección el momento en el que corrió con todas sus fuerzas lanzando una promesa de que lo atraparía.

En ese momento no le importaba colapsar por el cansancio, quebrarse una pierna o incluso morir, pero tenía que alcanzarlo, se dijo a si mismo que lo conseguiría por su abuela que seguramente lo miraba desde alguna parte esperando que se hiciera justicia por su muerte.

Se removió entre las sabanas intentando salir de la cama y se dio cuenta que ni siquiera estaba en su habitación, visualizó la aguja que tenía encajada en la mano derecha y levanto la mirada encontrando un suministro de suero sobre él. Se incorporó, utilizando la almohada como respaldo e inspiró profundo buscando en el blanco de las paredes alguna explicación.

Sentía cansancio y aunque quisiera dejar la cama, las piernas ni siquiera le respondían.

Repasó mentalmente, detalle a detalle todo lo que sucedió, miró el sol calculando la hora que podía ser y acarició sus labios secos tragando saliva para después abrir los ojos con sorpresa y duda. ¿Entonces habían atrapado al asesino de la cruz? ¿Realmente era él?

—Oh vaya, despertaste— Jaekyung entró por la puerta con un vaso de café en la mano. Se acercó hasta la cama y pudo así percibir el olor de un perfume que le resultaba familiar, pensó en la forma en la que humillantemente tuvo que apoyarse en él antes de perder el conocimiento y así recordó que mientras Jaekyung lo sostenía, dio con el olor de su perfume. ¿Por qué demonios pensaba en eso? ¿Por qué prestaba atención a algo tan absurdo?

Recordó haber sido afectado por el rose de una bala al costado de su cuerpo, después le pidió ayuda a Jaekyung y luego... ¿Luego qué? ¿Por qué recordaba una caricia en el cabello? ¿Por qué se estaba sintiendo acalorado? ¿Por qué sus mejillas se sentían tibias?

Permaneció en silencio y tocó la herida en su cuerpo, ya casi no dolía.

—¿Cuánto tiempo llevo aquí?

—Mmm... dos días.

—¡¿Qué?!

—Tu cara es graciosa— Jaekyung revolvió el cabello con intenciones de molestarlo y divertirse al mismo tiempo. Tuvo que empujar su mano. Odiaba que lo tratara como a un niño.

—Deja eso... — cuando consiguió apartarle la mano, Jaekyung lo observó con intensidad. Deseaba que se fuera de ahí, pero sabía que él era la única persona que podría sacarlo de dudas—. ¿Dos días? ¿En serio?

—Perdiste bastante sangre. Ah... me asustaste— lo vio acomodándose en la silla junto a la cama y dando un trago a su amargo café.

Según le explicó, tenía dos días en interrogatorios con el supuesto asesino, y dos noches enteras manteniéndose despierto para unir todas las piezas de la investigación tratando de hacer que todo encajara en el perfil que tenían.

Era una suerte que justo el día en que podía pasar para verlo en el hospital, él hubiese despertado.

—¿Por qué te asustaría si algo me pasara? Ambos sabemos que no me soportas y que, si estás conmigo haciendo equipo en esta investigación, es sólo porque te viste forzado por el jefe.

—Quizá tengas razón—Jaekyung dio otro trago a su café y sonrió con su ya clásico complejo de superioridad—. Pero nunca un compañero que trabaje conmigo ha salido lastimado, así que el verte sangrando me hizo sentir decepción de mis propias acciones.

—¿Eh?

—Nada. Olvida eso. El caso es que te tengo buenas noticas. Muy buenas noticas.

—¿Era él? ¿Era el asesino de la cruz?

Falso culpable (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora