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Cuando la reunión terminó Ethan estaba en su habitación junto con Micaela.

— Ya terminó todo así que a esperar a nuestra boda

— Sí, estoy muy emocionado por ese día, no todas las mujeres dan ese permiso antes de casarse así que te agradezco mucho lo de esta noche —Dijo besándola en sus labios.

— De nada

— Quería saber como te va con Manuel, ¿se portó bien contigo?

— Por ahora sí, se nota que es un chico chancon, vi muchos diplomas de primer puesto en su habitación

— ¿En serio? —Decía el padre sorprendido.

— ¿Que acaso no lo sabías? —Preguntó extrañada.

—Sí por supuesto, es mi hijo y tengo que saberlo ¿no?

— Vamos a dormir mejor

Y antes de acostarse Micaela besó su rosario haciendo una oración a la foto de un niño pequeño.

Descansa tú también, mi vida...

...

A la hora del desayuno Ethan se iba a trabajar en lo que Micaela se quedó acompañando a Manuel.

— Sé que tuvimos solo una conversación ayer, así que quisiera conocerte más, Manu

— No hay mucho que decir, solo un huérfano emocional que nunca tuco madre y su padre es un conchetumare

— ¡Manu! —Le reprochaba— No hables así de tu padre, él se mira como un buen hombre

— Sí, porque no has convivido lo suficiente con él...siempre me maltrataba diciendo que yo maté a mi mamá cuando nací, ahora que tú llegaste ya no me grita tanto, solo me ignora, pero aún así duele

— Él va a cambiar, hablaré con él...tiene que entender que un hijo es siempre una bendición y que tu madre fue muy valiente de escogerte a ti en vez de salvarse ella

— Yo no pedí nacer tampoco...

— Nadie de hecho , pero ahora que estoy aquí, trataré de hacer bonitas memorias contigo, ¿sabes? —Acariciaba su mejilla— Cuando tenía tu edad yo estaba embarazada, era tan feliz, que ya deseaba el nacimiento de mi pequeño, pero la vida nos da tanta felicidad como también nos la puede quitar... mi bebé nació sin vida

— Lo lamento mucho, yo...

— Está bien —Decía la peruana sollozando— yo me voy a casar con tu padre y tal vez no podré reemplazar a tu mami pero haré mi mayor esfuerzo para ser una buena mamá para ti, te quiero Manu, y ojalá me aceptes en tu corazón así como abrí el mío para ti —Micaela lo abrazaba apoyando su cabeza en su hombro.

Manuel se sonrojó sin saber cómo reaccionar, sentía la respiración de ella en su lóbulo y sus grandes pechos en su torso. Manuel la tomaba de la cintura como si quisiera corresponderle. Podía oler el perfume a cerezas en su cabello. Se sentía excitado porque además de sentir un pequeño apego de un hijo a una madre, lo estaba sintiendo como el de una amante, tanto así que hasta le dio una erección...

Tú me entiendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora