CONTROL

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::::: AVISO ESCENA NARUHINA :::::::::

No sabía cómo había llegado a esa situación, lo único que supo fue que al sentir una fragancia que alteró sus sentidos, corrió hasta donde provenía el olor y se encontró a pocos metros de Hinata. Se ocultó mientras veía como ella tranquila se sentaba frente al lago ante ellos.

Se supo atraído por su belleza, esos exóticos ojos claros como la luna, la nariz pequeña y respingona, los cachetes cubiertos por un ligero sonrojo y sus labios… esos que parecían tentarlo a hacer cosas indebidas.

No se entró en qué momento, su cuerpo empezó a moverse en su dirección. Lenta y sigilosamente, como un zorro cuando ve a un delicioso y hermoso conejo.

Ella, al sentirlo cerca lo miró aumentando su rojez en los cachetes, y esbozando una tímida sonrisa. La peliazul hizo un gesto para que se sentara a su lado… pero él no estaba con la cabeza para eso… él quería otra cosa diferente de ella… más interesante.

Cuanto más se acercaba, más se llenaba de su fragancia, incitando a probar más cerca y aumentando su ya crecida excitación.

Sin poder aguantar más, se empujó encima de ella como el animal que se sentía. No estaba siendo racional, pero no podía evitarlo. Probó sus labios, suaves y de un sabor a fresas que lo encendió de una manera jamás vista en él. Sin perder tiempo, adentró su lengua en aquella cavidad tan caliente y deliciosa, mientras los gemidos de ella no se hacían esperar.

Con una de sus manos agarró un seno, amasándolo y apretándolo tan fuerte y brusco que ella solo pudo soltar un gemido de dolor ahogado por su boca. Mordía y lamía sus labios con una experiencia que no sabía que tenía, tan rudamente y con tanta fuerza que no sabía como ella podía aguantar. Pero no reparaba en eso, lo único que le interesaba era tenerla más pegada a él.

Deslizó la otra mano por su espalda hasta llegar a su trasero que presionado con fuerza mientras la acomodaba sobre sus muslos, cerca de su miembro ya excitado. Volvió a gemir y al separarse levemente del beso, sintió como un color anaranjado casi rayando el rojo recubría su piel, su respiración se volvía irregular y sus manos se convertían en garras con largas uñas.

La observaba con una excitación y deseo nunca pensadas en él, aumentando el color de las mejillas de la chica sobre él.

Volvió por sus labios de forma salvaje, mientras sus manos vagaban de nuevo por su cuerpo, esta vez sin poder evitar que pequeños hilillos de sangre aparecieran por donde tocaba. Ella solo gimió de nuevo entregada al placer y olvidándose del dolor.

- Na-Naruto…- le escuchó decir su nombre de esa manera tan suave y no pudo controlarse más.

Sin perder el tiempo, la tumbó en el pasto y fue bajando su boca hasta el cuello, mientras con un solo movimiento rasgaba toda la ropa de ella dejándola completamente desnuda ante él. Bajó de nuevo su boca hasta uno de los redondos y grandes senos succionándolo, chupándolo y mordiéndolo. Podía sentir sus colmillos contra la suave piel de ella y eso lo excitaba más.

Fue bajando nuevamente y se alejó solo un poco para contemplarla allí, bajo su merced, agitada por sus caricias, manteniendo la boca abierta mientras recuperaba el aire perdido, sus senos, subiendo y bajando por ello, y sus anchas caderas rodeadas por un simple pedazo. de tela… ¡No podía esperar más, tenía que tomarla!

SASUHINA ATRACCIÓN POR UNA SERPIENTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora