TIEMPO JUNTOS

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Al día siguiente, Hinata se levantó la primera, se duchó, se vistió y fue a la cocina a hacer el desayuno de ambos. Esa mañana se había levantado con energía y no podía desperdiciarla. Como decía su primo, siempre hay que estar preparado para todo, pero si tienes las ganas de tu parte, mucho mejor. Sonrio al recordarlo. ¿Qué había pensado él de su relación con Sasuke? Si es que a lo que tenían se podía llamar eso. Río. Hubiera puesto el grito en el cielo.

Cuando estaba sirviendo las tortitas en los platos, oyó un ruido en la ventana. Curiosa se asomó y vio que era un pájaro mensajero. Con cuidado, quítese los guantes para el calor y dejo que se posara en su mano antes de quitarle el mensaje enrollado en su cuello. Entonces el ave echó a volar y desdobló la nota para leerla.

Abró los ojos con sorpresa y con algo de prisa se dirigió al cuarto del Uchiha.

Tragó saliva una vez estuvo en el marco de la puerta media abierta. ¿Y si lo molestaba? Pero el mensaje era de la Hokage… Sopesó. Desde aquella noche juntos se había comportado más distante con ella y no la había vuelto a tocar. Tampoco era que ella lo buscara, se moriría de la vergüenza. Pero el caso, era que ya no sabía cómo proceder con él. Sobre todo después de descubrir esos extraños sentimientos por su persona. Aunque no sabía definirlos todavía.

Inspiró aire una vez más y trato de inflarse valor para pasar la puerta y llegar hasta él. Todavía seguía durmiendo con las sabanas revueltas entre sus piernas y ese extraño hábito que había notado, de dormir en ropa interior aunque hiciera frío. Se sonrojó, no debería estar acostumbrada a esto.

- Sasuke-kun…- susurró a la primera vez, más no pareció reaccionar- ¿Uchiha-san…? –pero tampoco reaccionaba. Así que adelantó una mano para tocar el hombro- ¿Sasuke...? –se estaba tomando confianzas, pero después de todo no había otra forma de llamarlo.

En cuanto puso la mano en su hombro, el cuerpo del moreno reaccionó de inmediato. La agarró de la muñeca y empujó de ella para acercarla, a la vez que la otra mano salía de debajo de la almohada sujetando el aire como si fuera un kunai. Hinata abrió los ojos cuando descubrió que los negros todavía estaban cerrados y empezaban a abrirse. Y después agradeció que no tuviera el arma de verdad en la mano.

Al principio veía todo borroso, hasta que enfocó mejor sus pupilas y pudo ver el rostro de Hinata cerca de sí. Sorprendido abrió los ojos del todo y frunció el ceño.

- ¿Qué haces? – vio como la peliazul ladeaba la cabeza incrédula.

- Q-qué haces tú, yo solo te estaba despertando… -entonces él se fijo en la mano suya rodeando la muñeca de ella y la soltó. Gruñó antes de volverse a echar.

- ¿Qué quieres?

- Tienes un mensaje de Tsunade-sama… - se dio cuenta de que Uchiha era el único que conseguía molestarla hasta el punto de no hacerle tartamudear. No era la primera vez que le pasaba esa semana.

- ¿Y qué es? Dilo ya… -dijo medio dormido como contestación.

- Desayuna primero… -se mordió las mejillas internamente para mantenerse firme y salió por la puerta para sorpresa del portador del Sharingan.

Con mucha pereza se levantó de la cama y fue a por unos pantalones. De nuevo lo sorprendía con otro de sus cambios radicales y valientes que tenía de vez en cuando. Se dio cuenta que cabrearla era entretenido, pero no para pasar más allá. Hace dos semanas que la habían asignado oficialmente como su guardiana y también hacía dos semanas que había caído por esos extraños sentimientos de protección y afecto que creía haber perdido.

Eso era malo. Por eso se estaba distanciando de ella lo más que podía dentro de sus límites. Si no se relacionaba con ella podía ser que los perdiera o los olvidara.

SASUHINA ATRACCIÓN POR UNA SERPIENTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora