𝟎𝟕.

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JUNTOS LOS TRES RECORRIERON UN TRAMO CONSIDERABLE DE CAMINO TRATANDO DE DIGERIR EL RESTO DE LA CENA. Arrastraron los pies por la roca, dando vueltas en esquinas escurridizas y poco iluminadas antes de que Visenya se aventurara a traer el tema de vuelta a la mesa, sonando especialmente curiosa. Desde luego, tuvo la discreción de hablar en voz baja, esperando que de ese modo el guardia a sus espaldas no consiguiera distinguir cada palabra de la conversación.

—¿Emocionados?

No esperaba una mala reacción al respecto pero tampoco pudo esconder la sorpresa de verlos a ambos guardar silencio en condiciones que no era capaz de describir más que como desconcertantes. Luke frunció el ceño con certera confusión, tratando de hilar pensamientos sin tener presentes los datos precisos de la pregunta y sin dar una respuesta a cambio, tal vez aguardando un poco más para unirse cuando luciera un poco menos perdido.

Jacaerys, por otro lado, parecía absolutamente informado pero de todos modos se reservó la respuesta para sí mismo, como si la hubiera escuchado y de manera deliberada hubiera optado por no hablar.

Suspiró recelosa. —Eso puedo verlo, no tienen por qué explicármelo. Obviamente están muriendo de ansias —bufó irónica.

—Siempre es bueno tenerlas de vuelta en casa —Jace se dignó a aportar, encogiéndose de hombros, bastante ensimismado en el mutismo.

—Desde luego, hermano mío.

—¿Quién vuelve? —Luke los miró de lado a lado con los ojos cansados—. ¿Jace?

—Tu Lady vuelve a casa, Luke —reveló ella dándole un codazo entre las costillas para despabilarlo, ganándose una réplica poco amistosa—. ¡Es sensacional!

—¿Ahora?

—Por la mañana. —El mayor de los tres se aclaró la garganta, observándola de reojo solo a ella.

En un acto de lógica, desvió la mirada al fondo del corredor, tomándose un instante para ignorar la clara provocación en sus ojos oscuros, como un espejo de los suyos. Jacaerys no estaba tratando de probarle nada, solo estaba siendo condescendiente y aburrido como lo era siempre, particularmente extraño ahora.

A pesar de los años, su hermano mayor cada día parecía más adecuado y naturalizado a la situación.

Si fuera su compromiso el que estuviera en ascuas de volverse realidad, Visenya probablemente encontraría una nueva razón para enloquecer cada mañana, sin importar quién fuera el pobre desafortunado destinado a tomar su mano. El matrimonio sonaba decisivo y eterno, inapelable, un lazo para toda la vida envuelto alrededor de su muñeca, supremamente fundamental, una decisión sustancial en la vida de una joven.

No sabía si para los chicos significaba lo mismo. Luke ciertamente no parecía alterado, sin importar cuan poco relevante le resultase.

Un prometido.

𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄 𝐘 𝐃𝐑𝐀𝐆𝐎𝐍𝐄𝐒 +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora