𝟎𝟎.

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SU DECEPCIÓN NO PUDO HABER SIDO MAYOR DE OTRA FORMA

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SU DECEPCIÓN NO PUDO HABER SIDO MAYOR DE OTRA FORMA. Rhaenyra había solicitado la mano de la princesa en nombre de su valioso heredero, Jacaerys; una muestra pacífica y genuina de buena fe, quizá su última oportunidad para unir las dos líneas familiares en matrimonio por un futuro más brillante. Declinada de manera injustificada por la que alguna vez llamó su más cercana amiga y su igual. Si no así, ¿de qué otro modo podía aspirar por su favor? ¿Acaso no podía pretender mejor simpatía que prometiendo a sus bellos tesoros?

Necesitaba aire con urgencia.

El patio de entrenamiento apenas se hallaba ocupado por sus vástagos en compañía de sus medios hermanos, jugando a los soldados como los niños que eran, sin imaginar una conversación de adultos marcando sus vidas para el porvenir.

Un sentimiento le colmó el pecho de glacial angustia, una breve y desalentadora que se vio menguada tras la sonrisa brillante de su intrépido primogénito, arremetiendo con una espada de madera contra su tío Aegon. No sostuvo la lucha por mucho tiempo, no cuando desvió su mirada oscura más allá de su objetivo, agitando su mano en un descuido infantil para saludar a su hermanita menor.

Visenya era tan solo once lunas más joven que Jace, de piel aceitunada y pétreos cabellos ondulados. Tan dulce y juguetona como un duende.

La luz en sus ojos–en los de ambos–fue suficiente. Un alivio que su corazón se permitió acoger por los años que tuvieran por delante como familia. Su querido hijo no estaba perdiendo nada que él se atreviera a desear mientras continuara conmocionado de corazón y lealtad por su adorada hermana.


𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄 𝐘 𝐃𝐑𝐀𝐆𝐎𝐍𝐄𝐒 +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora