Capítulo Siete

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Dos semanas después de presentar los EXTASIS, Draco había regresado de una cita con Daphne en la cual habían acordado ir a comer en un restaurante Muggle muy elegante, y aunque habían cometido algunos errores, como por ejemplo, pedirle al Menú la comida olvidándose de que este era solo un objeto inanimado, o el haber estado a punto de dejar la propina en Galeones en lugar de en Libras Esterlinas, se habían divertido y disfrutado la comida. Draco disfrutaba pasar tiempo con Daphne. Ella era siempre amable, le escuchaba con atención, y no era tímida para expresar la suya, incluso si no estaba de acuerdo con su punto de vista. Draco se alegraba de ello, no quería estar con una mujer que estaba de acuerdo con él en todo solo para complacerle, quería una esposa en el futuro, no un maniquí sin voluntad propia o inteligencia, y en esto, Daphne tampoco estaba en desventaja.

Si bien es cierto que había estudiado en menos materias que él, no era porque Daphne fuera tonta o una estudiante con desventaja sino que a ella lo que le interesaban era las artes, soñaba con estudiar Literatura o Periodismo, y en el mundo Mágico inglés estas carreras eran impartidas, por lo que Draco la aupaba para que sacara algún tipo de título o estudio relacionado a algunas de las dos ramas. Lucius no estaba muy de acuerdo en esto pero Draco no le prestó ni la más mínima atención en ello: ciertamente, su madre era una mujer muy culta e inteligente, y si hubiera tenido la oportunidad de estudiar una carrera, Draco estaba seguro que habría sido una grande Alquimista, pero las exigencias de su familia se lo habían impedido y su temprano compromiso con Lucius, así como su pronto embarazo que había sido delicado y había ameritado mucho reposo y cuidado constante.

Draco no quería que Daphne se conformara con ser otra Señora Malfoy, esposa del heredero de la antigua casa, adiestrada solo en cuidar a la Mansión, dar eventos sociales y ser madre de un heredero. Una mujer así, sabía, lo aburriría de inmediato y esto no era lo que soñaba para su vida futura.

Además, Draco no quería una vida de falsos amigos, rodeado de aduladores y eventos sociales a donde solo sería invitado por su dinero y no por ser quien era. No quería estar rodeado de gente que le daba la mano y le sonreía y por detrás le llamaban asqueroso Mortífago y dijeran que era un descaro que se atreviera a estar allí ya que se había logrado escapar de ir a Azkaban.

Él en estos tiempos de estudio para sus EXTASIS, había hecho sus propios planes, y uno de ellos, era ir a estudiar en la Facultad de Negocios en la Academia Mágica de Estudios Superiores de Polonia. En ese país, estaba una de las mejores facultades de finanzas mágicas del mundo, y Draco ya había enviado su solicitud previa. Lucius no iba a estar de acuerdo, pero Draco ni se molestó en pedirle permiso. Si él iba a ser el heredero de los Malfoy, no iba a tomar decisiones estúpidas, a invertir en negocios sin hacer los estudios adecuados, sin conocer el mercado, los términos utilizados, las fluctuaciones del mercado, la metodología de intercambio y negocios con los duendes y los bancos, sin saber cómo afectaba la economía de los Muggles al mundo mágico y cómo se planeaba un nuevo negocio. Eso no lo iba a aprender a los golpes, con ensayo ni error, ni quería depender solo de consultores legales y comerciales que fácilmente podrían manipularlo o engañarlo para que perdiera su dinero mientras ellos ganaban a manos llenas. Él iba a ser el capitán de su futuro, y si Lucius no lo aceptaba así, era mejor que se buscara otro heredero prontamente.

Luego de tener sus EXTASIS, Draco iba a hablar con Daphne sobre su intención de viajar a estudiar durante dos años a Polonia, y le plantearía ir con él, como su prometida o su esposa, y que ella también estudiara lo que quisiera mientras estuvieran allá. En ese país también había una Facultad Mágica de Letras y Periodismo que era reconocida en toda Europa y ella podría estudiar Literatura o Periodismo, él estaba dispuesto a plantear a su padre que su familia corriera con los gastos si ella aceptaba y sus padres aprobaban su decisión.

Una Lechuza en mi VentanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora