[capítulo tres]

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─ Chichi, no soy idiota y lo sabes- Chichi se quedó en silencio por algunos minutos─. Sabes qué. Vente a mi casa, no aceptó un "no" como respuesta- Una pequeña risa se oyó.

─ Pero...

─ Nada de peros. Si no vienés tendré que ir a tu casa a llevarte a rastras- Comentó de forma burlona─. En fin. Te veo allí ahorita mismo.

Colgó.

Chichi dió un fuerte suspiro. Ay, Bulma siendo Bulma.

 
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La azabache caminó de nuevo al lavavo. Sacó un peine del cajón y empezó a desenredar su pelo.
Después se metió a la ducha.

Treinta minutos después ya estaba lista para irse a la Corporación Cápsula. Su pelo estaba liso pero ondulado en puntas, estaba vez quería llevarlo suelto. Su ropa casual: un kimono chino de color amarillo con la vestimenta de dentro color morado oscuro.

Cerró la puerta con llave y caminó.

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Habían pasado al rededor de una hora. La casa de Bulma estaba lejos de la suya.

Unas gotas de agua cayeron en la cabeza de la pelinegra. Tiempo más tarde una fuerte lluvia se produjo y un fuerte viento soplaba.

No era malo, al contrario, realmente la lluvia es muy linda y con un olor súper rico.

─ Y voy y me tengo que olvidar el paraguas- Pensó para sus adentros.

Poco después por fin había llegado a su destino.

Tocó el teléfonillo, cual la mamá de Bulma contestó.

─ ¿Quién es?- Dudó.

─ Soy Chichi- Contestó con una pequeña sonrisa.

─ ¿Quién? Perdón pero no te escucho.

─ ¡Soy Chichi!- Ladró en el teléfono.

─ ¡Ah! Eres tú ¿y por qué no lo has dicho antes? Bueno, ¿qué te trae por aquí?

─ Quiero ver a su hija Bulma a de ser posible.

─ Bulma está en la terraza ahora mismo. Oye, he comprado una nueva bandeja para los pasteles más unos posavasos para los tés, son muy cuquis. ¿Piensas que debo ir a comprar otros? Han sacado una nueva pastelería muy cerca de aquí, tienes que ir. ¿Quieres algún pastelito? ¿O un té?- Chichi no contestó, se estaba muriendo de la vergüenza.

Verdaderamente esa mujer estaba loca.

Anduvo por los alrededores de la mansión. Unos fuertes pasos se escucharon más un aire frío y perplejo.

Vegeta apareció ahí al frente de Chichi. Parecía que acaba de salir de la ducha. Su cabello estaba húmedo y no traía la camiseta puesta. Una toalla mojada colgando de su hombro izquierdo.

Miró a la pelinegra con mala cara aunque no lo estaba haciendo.

─ ¿Qué es lo que quieres?- Alzó una ceja.

─ Vengo a ver a su esposa- Contestó cruzándose de brazos.

─ Si si, ni me importa- Tiró la toalla al suelo.

─ ¡Pe-Pero si me acabas de preguntar idiota!- La última palabra hizo que la sangre de Vegeta hirviera.

─ ¿¡Perdona!? ¡El único imbécil es tu esposo Kakarot!

─ Pues si, no nos vamos a engañar- Agachó su cabeza entristecida.

Vegeta se lamentó el haber hecho eso sin embargo también se preguntaba el porque la esposa de su mayor rival había dicho semejante cosa. Sea lo que fuera, el príncipe de los saiyans sabía que no era bueno.

Ninguno de los dos volvió a dirigir la palabra. El ambiente era incomodo. Bulma apreció por detrás de Vegeta salvando la situación, otra vez...

─  ¡Chichi!

¿Me amas? || Gochi ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora