VI. Revelaciones

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Los días pasaban y no tenía señales de Lisa.
Me había quedado inquieta ante la situación. Me moría de ganas por escribirle o llamarla, pero tenía que obedecer lo que me había pedido la otra noche.

Los días siguientes fueron una agonía de incertidumbre. Mis pensamientos se enredaban en las palabras de Lisa, en las sombras que había insinuado, pero no revelado por completo. Cada vez que mi teléfono vibraba, mi corazón saltaba, esperando un mensaje de ella.

Tuve que callarme y ocultarle lo sucedido a las chicas ya que Lisa también me lo había pedido y me preocupaba lo que pudiera pasar, por eso tuve vital precaución.

Había pasado casi menos de un mes desde que no sabía de ella y sin su presencia cada día se sentía más vacío que el anterior.

— Te he notado muy apagada cielo. — dijo mi madre mientras tomábamos un café.

Me había invitado a tener un día agradable junto a ella, aunque era algo que no solíamos hacer tan seguido apreciaba el gesto de todas maneras.

La preocupación de mi madre era notoria, pero no podía contarle la verdad. Mis pensamientos seguían atormentándome, y aunque apreciaba el día con mi madre, la sombra de la incertidumbre persistía.

No podía decirle que había conocido a una preciosa bailarina de un strip club con la que me he visto un par de veces, que me dobla la edad, que estaba casada con un hombre posiblemente peligroso y que para terminar de poner todo aún peor estaba enamorada de ella.

— Solo he estado un poco distraída. Tengo muchas cosas en la universidad, ya sabes. — mentí.

Mi madre asintió, aceptando mi explicación superficial, ajena a la complejidad de mi mundo interior. La mentira se volvía necesaria para preservar la tranquilidad de quienes me rodeaban.

— Sabes que puedes confiar en mí, cariño.

Agradecí la oferta de confianza de mi madre, pero la promesa que le hice a Lisa pesaba en mi conciencia. Mantener el secreto se volvía una carga cada vez más difícil de llevar.

— Lo sé mamá. No es nada. Lo prometo. — traté de darle mi mejor sonrisa.

— ¿Son problemas de amor? — dijo de repente.

La pregunta de mi madre me tomó por sorpresa, y mi sonrisa titubeó. Traté de disimular, pero su intuición materna parecía ir más allá de mis palabras.

— No te preocupes, cariño. A veces, hablar de ello ayuda a aliviar la carga. Estoy aquí para ti. — Su expresión era cálida, invitándome a abrirme, aunque la verdad amenazara con complicar aún más las cosas.

Me debatí internamente, sintiendo la necesidad de compartir mi dilema, pero la lealtad hacia Lisa me frenaba. Suspiré, tratando de despejar mi mente.

— Son solo cosas de la universidad, mamá. Nada de lo que no pueda ocuparme yo misma. Gracias por preocuparte.

Ella asintió comprensiva, pero su mirada indicaba que no estaba completamente convencida. Decidí cambiar de tema, intentando desviar la atención de aquellos pensamientos que me acosaban.

— ¿Cómo ha estado todo en tu trabajo? —pregunté, buscando un terreno más seguro en la conversación con mi madre.

Los días siguieron su curso, y mi conflicto interno persistía. Cada vez que veía a mis amigas, tenía que inventar excusas para justificar la ausencia de Lisa en mi vida. La complicidad que compartíamos se desvanecía entre las mentiras que tejía para protegerla.

Estaba aburrida en casa, matando un poco el aburrimiento mientras miraba mi celular. Mi celular vibró, interrumpiendo lo que estaba viendo. Un mensaje desconocido apareció en la pantalla.

La Musa de Venus | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora