XII. Reencuentro

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Cuando finalmente llegó el día, salí temprano hacia el campus, aunque la presentación no comenzaba hasta más tarde. Quería llegar con tiempo suficiente para familiarizarme nuevamente con el lugar y observar a los asistentes mientras llegaban. Sabía que entre ellos podrían estar personas cercanas a Jennie, o incluso ella misma, y cualquier detalle podría ser crucial.

El campus estaba animado, con estudiantes y profesores preparándose para el evento. La galería donde se realizaría la presentación estaba decorada con esmero, mostrando piezas de los estudiantes más destacados. Las obras estaban organizadas por categorías, cada una con su propia área de exhibición. Sabía que la sección de moda y textiles, donde Jennie estaría presentando su trabajo, sería mi destino final.

Recorrí lentamente la galería, observando cada pieza con atención, pero sin perder de vista a los demás invitados. Vi algunos rostros conocidos, probablemente profesores y personal de la universidad, pero también había un buen número de personas que, como yo, parecían visitantes interesados en el talento joven. Cada tanto, revisaba mi teléfono, esperando alguna señal de que Jennie había llegado, pero no había recibido ningún mensaje.

Finalmente, llegué a la sección de moda y textiles. La sala estaba iluminada con luces suaves que realzaban los colores y las texturas de las prendas exhibidas. Era evidente que cada pieza había sido creada con gran dedicación y pasión. Sin embargo, mi atención estaba fija en encontrar el trabajo de Jennie.

Y allí estaba. Una colección de varias piezas, cada una con un estilo único, pero todas claramente relacionadas entre sí. El uso del color, la estructura, y los materiales eran innegablemente sofisticados, pero también había un aire de melancolía, algo profundo y emocional que emanaba de las telas.

Me acerqué a una de las piezas, una chaqueta de corte asimétrico, hecha de un material que parecía combinar lo orgánico con lo industrial. Los detalles eran intrincados, casi ocultos, como si la prenda estuviera diseñada para revelar sus secretos solo a aquellos que realmente se tomaran el tiempo de observarla de cerca. Sentí un escalofrío al imaginar a Jennie trabajando en esa pieza, canalizando lo que fuera que estaba viviendo en cada puntada.

Mientras observaba la colección, escuché a un grupo de estudiantes conversando cerca. Uno de ellos mencionó el nombre de Jennie, y mi corazón dio un vuelco. Me acerqué sutilmente, fingiendo interés en otra prenda, para escuchar mejor su conversación.

—Sí, Jennie ha estado trabajando incansablemente en estas piezas —dijo uno de los estudiantes—. Pero últimamente ha estado más reservada de lo normal. Apenas se la ve por aquí.

—Lo sé —respondió otro—. Creo que está pasando por algo personal, pero no ha querido hablar del tema. Es una pena, porque su trabajo es increíble. Debería estar disfrutando de su éxito, pero parece que algo la tiene inquieta.

Las palabras resonaron en mi mente. Había algo, una carga que Jennie estaba llevando sola. Esto solo reafirmó mi sospecha de que su arte era más que una simple expresión creativa; era una manifestación de lo que estaba sucediendo en su vida.

Decidí no intervenir en la conversación. No quería levantar sospechas entre sus compañeros. En lugar de eso, me acerqué a la persona que había estado en contacto conmigo, el estudiante que me había invitado, y entablé una conversación casual. Hablamos de su trabajo, de la universidad, y eventualmente llegamos al tema de la presentación.

—Los trabajos de Jennie son impresionantes —dije, tratando de mantener un tono casual—. Debe ser una experiencia increíble trabajar en un entorno tan inspirador.

El estudiante asintió, pero noté un leve cambio en su expresión. —Sí, ella es muy talentosa. Aunque, como mencionaron antes, ha estado bastante distante últimamente. Creo que tiene mucho en mente.

La Musa de Venus | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora