XVI. "Familia"

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— Veo que te llevas muy bien con Jennie, cariño. — tomó un sorbo de su café mientras leía el periódico. — Me deja más tranquilo saber que ella confía en ti.

— Buenos días. — toqué su hombro con suavidad y me serví un poco de café. — Anoche me pidió dormir con ella, lamento no avisarte, te veías cansado.

— No pasa nada, entiendo. — me miró con tranquilidad y aquello me hizo sentir mejor. — Creo que me iré de viaje al menos por unas semanas, ya sabes, por trabajo. — dijo — No quiero hacerlo, no es adecuado irme cuando Jennie acaba de llegar a nuestra vida.

— ¿Un viaje? — pregunté, tratando de ocultar la sorpresa en mi voz mientras me sentaba frente a él. Sabía que "por trabajo" en su mundo significaba algo más, y la coincidencia con todo lo que había pasado en los últimos días me inquietaba. — ¿Es algo urgente?

Marcus asintió, dejando el periódico a un lado y centrando su atención en mí. Sus ojos mostraban una mezcla de determinación.

—Sí, es necesario. — dijo con un tono firme — No puedo ignorarlo, pero no me gusta dejarte sola aquí, especialmente ahora.

Sentí un nudo formarse en mi estómago. No era común que Marcus expresara su preocupación por dejarme sola, pero esperaba que esto se tratara del cambio de vida que le había estado pidiendo.

— Estaremos bien, Marcus. — traté de sonar convincente, aunque una parte de mí no lo estaba del todo. — Jennie y yo nos cuidaremos mutuamente.

Su expresión se suavizó ligeramente.

— Lo sé. — dijo, y luego añadió con un tono más bajo — Pero prométeme que si algo extraño ocurre, me lo harás saber de inmediato, sin importar la hora. — Además estarán con mis mejores hombres.

La seriedad en su voz me dejó claro que no estaba hablando solo de situaciones cotidianas. Asentí, intentando mostrar la misma determinación.

— Lo prometo. — respondí, y sentí su mano sobre la mía, firme y cálida.

— Confío en ti, cariño. — dijo, su voz más suave — Sólo asegúrate de que todo siga tranquilo mientras no esté.

— ¿A qué hora te marcharás? — pregunté.

— Por la tarde, pero antes pensé en que podríamos ir a comer con Jennie y mamá. Siento que también merece conocerla. — se detuvo — después de todo es su nieta.

— No olvides que ellas ya se conocen. — reí.

— Es cierto, lo olvidaba. En el club ¿no es así? — rió por lo bajo y esta fue una de las pocas ocasiones en las que sentí tener una plática común con Marcus.

— Así es, pero igual se conocieron en otro contexto. Estoy segura de que Madame estará feliz con la noticia.

— Saldré a hacer unas vueltas primero y luego iré a recoger a mi madre. ¿Podrías preguntarle a Jennie qué tipo de comida le gusta? — sonrió.

La actitud de Marcus me conmovió un poco, era la primera vez que sentía que estaba haciendo las cosas de manera adecuada.

— Claro, se lo preguntaré. — respondí, devolviéndole la sonrisa. La consideración de Marcus hacia Jennie me hizo sentir que, al menos por un momento, todo estaba en su lugar.

Marcus se levantó de la mesa, dejando su taza de café vacía a un lado, y me dio un suave beso en la frente antes de dirigirse hacia la puerta.

— Nos vemos en un rato. — dijo antes de salir.

La Musa de Venus | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora