Capitulo 6

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Nora

Hoy era el día de la comida con tomas, no estaba nerviosa ya que habíamos hablado, esta noche bueno... sólo escuchaba cosas que no quería oír.

Ya me entendéis.

—Joder, que cojones me pongo—me pregunte a mi misma

Me puse unos vaqueros negros con un top amarillo, para comer era algo normal no hacía falta mucho más.

—Cariño, ya está la mesa puesta—asentí cogiendo el móvil, baje corriendo y vi que había lasaña, me encanta

—Mamá, te amo—puse pucheros

Tomas sonrió al ver mi emoción al ver la lasaña, ¿porque me caía tan bien en tan poco tiempo? Buena pregunta.

Empezamos a comer mientras hablábamos de cualquier cosa.

—Me han dicho que en nada empiezas la uni—me dijo Tomas

—Si, no falta nada en verdad tengo ganas pero una parte de mí ve la pereza de levantarse cada día a las siete de la mañana—el soltó una risa negando la cabeza

—Eso me pasa a mi con el trabajo, cada día que veo la hora pienso si volver a la cama o no—asentí

—Sois unos perezosos, eso es lo que pasa—intervino mi madre

—Mamá, a ti te gusta trabajar pero ¿a mi? Estaría todo el día en la cama mirando películas, es que no te entiendo de verdad, sales sonriendo de la habitación cada día que vas a trabajar—me encogí de hombros

—Si... eso es verdad es muy extraño—comió un trozo de lasaña

—Mamá, no te enetendemos—sonreí haciendo lo mismo que ella

—No todos somos iguales, por ejemplo a mí antes me pasaba lo mismo que a tu madre—abrí los ojos—si, sólo estaba centrado en el trabajo quería traer dinero a casa y esas cosas es por eso

—Ya lo entiendo, yo también quiero empezar en algún lugar, para entretenerme—cogí el vaso de agua

—En un bar, de camarera—me dijo mi madre

—¿Tú cres?—pregunte mirando a ambos

—Si, es un trabajo fácil sin estudios y para salir adelante va bien—mi Madre creo que me quiere fuera de casa

—Bueno pues ya veré—me levanté para coger más lasaña

Llegue a la cocina y vi un montón de lasaña a mi me quieren matar, cogí un trozo más y mire a la ventana, Ferran no me había hablado desde ayer, eso es raro.

No le di mucha importancia a si que volví a la mesa y me senté volviendo a comer, mientras volvíamos hablar.

—¿Tú tienes hijos?—pregunté a Tomas

—Si, tengo una, tiene cuatro años —asentí

—Que guay, yo quiero conocerla—puse pucheros

—Ella también quiere, le hablé de ti y está loca porque dice que ya tiene con quien jugar a las Barbies—solté una risita

—Que mona, cuando quieras puedes traerla ¿no?—asintio y miro a mi madre con una sonrisa—¿pasa algo?—pregunte de nuevo

—Aber, pues que... nos hiremos a vivir con él a si que podrás estar mucho con ella, la madre de Laia murió y pues Tomas tiene que estar cada día con ella, por eso nos dijo que si podíamos irnos a vivir con el—abri los ojos con una sonrisa

—¿Enserio?—asientieron—¿y cuando nos instalaremos?

—Mañana pasado, a si que ves preparándote—acabe mi último trozo de lasaña y hablé

Cafune// Ferran TorresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora