Capitulo 11

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Nora

Sólo tenía los ojos cerrados y escuchaba cuando hablaban, sé que Julia estaba a mi lado por si me pasaba algo y sabía que Ferran también estaba al tanto.

—Como no paréis de hacer el gilipollas os doy una hostia—amenazó Carla—le vais hacer daño inútiles

Sentí como paraban, la verdad es que me molestaba un poco porque cada movimiento que hacía era dolor... gracias a mi padre me cuesta andar y poder reír con lo que me gusta. Tosí un momento pero luego me quejé.

—Ostia puta que dolor—me quejé poniendo mis manos en el estomago y eché la cabeza hacia atrás cerrando los ojos con fuerza

—Ya está, tranquila luego ponemos la pomada y no dolerá tanto—asentí en la misma posición

—¿Quieres que te traiga un colacao calentito?—pregunto Pedri levantándose y mirándome

—Como quieras—me acomode y sentí a Ferran ponerse en mi otro lado

—Pues entonces si—sonreí y mire enfrente pensando en todo

¿Como era capaz un padre de hacerle esto a una hija? No sé en qué mente hace pensar que eso haga bien a su salud mental. Sinceramente me lo esperaba después de haber dicho esas palabras pero no me arrepentía de haberlo dicho es más lo diría otra vez y las que hicieran falta. Tambien otra cosa es ¿como es capaz de hacerlo delante de tanta gente? ¿Está bien? Pero porque pregunto eso si se la respues pues claro que no acaba de pegar a su hija dejándola sin andar.

Giré mi cabeza y mire a Ferran quien estaba con el móvil hablando con su madre y también contestando a los chicos, una persona delante hizo que saliera de todas estas cosas.

—Un colacao calentito para la inválida—me lo tendió y lo miré mal

—Capullo, pero gracias—le giñe el ojo y bebí un sorbo

Una risa de Ferran invadió mis oídos joder su risa... mire hacia el móvil y el mensaje de su madre me hizo sonreír "como no la cuides bien verás..." sonreí y bebí otra trago.

—Nora, ¿quieres ver una foto de Gavi en un partido?—asenti

Me enseño una foto en la cual se le veía el culo ya que un jugador del equipo contrario sin querer le piso el pantalón mire a Gavi y reí aunque dolía.

—Tienes el culo más blanco que un papel—me tiro una mirada asesina

—Cállate o me tiro encima—cerré la boca de golpe

—Vamos ni se te ocurra—me defendió Ferran y Gavi negó

—No lo iba hacer pero mira como ya no se ríe—me miraron todos y yo les enseñé el dedo del medio

Seguimos hablando y intenté dejar el vaso pero no había manera Julia lo dejo por mi, acomode mi cabeza en el hombro de Ferran y volví ha cerrar los ojos.

—¿Está dormida?—pregunto Pedri

—Si está dormida—escuche decir a Julia

—Deberíamos irnos esta cansada la pobre, ayer fue un día duro y es tarde—hablo Ansu

—Si, mejor, bueno Ferrari cuídala bien, chao—se despidieron y escuché la puerta cerrarse

No escuche nada solo sentí el brazo de Ferran sobre mis hombros y atrayéndome hacia el abrazandome.

—Me duele...—me queje poniendo la mano sobre la herida

—Voy a por la pomada y te la pongo—asentí y se separó de mi dejándome sola

Mi pregunta es... ¿y los perros?

Volvió con la pomada y se sentó en la altura de mi estómago la esparció pero estaba muy fría, y encima cada vez que pasaba el dedo dolía.

—Ferran—dije

—Dime—habló mientras me ponía la crema

—¿Los perros?—pregunte

—Están fuera, ¿quieres que entren? los he sacado por seguridad por si se lanzaban encima—respondió informándome

—Éntralos quiero conocerlos—asintió y se levantó para lavarse las manos, fue hacia una puerta que daba al jardín y allí los vi. Que monos.

Abrió la puerta y entraron corriendo pero él los freno y se quedaron quietos, Roma se subió en el sofá y sonreí acariciandole la cabeza.

—Me muero, que bonitos—puse pucheros

—Si... son muy buenos—asintio

Seguí acariciando la cabeza de la perrita y parecía quedarse dormida, bueno básicamente se quedó dormida porque sólo roncaba. Solté una risita y volvió a doler...

—Siempre he querido tener un perro—le dije a Ferran quien se sentó frente a mi

—A mi me encantan los perros, creo que es el mejor animal de compañía que puede haber, depende el perro también si son de estoy que son brutos mejor que no

—Si... yo tuve uno se llamaba Rosco pero se murió, un día salimos a pasear y un coche iba muy rápido entonces iba corriendo para que no lo atropellaran pero no llegué a tiempo, era mi salvación ese perro estuvo en mis peores momentos pero ese día todo se fue a la mierda—una lagrima salió de mis ojos

—Te entiendo me ha pasado muchas veces, es jodido porque al fin y al cabo les cojes cariño, porque ellos ayudan mucho aunque sólo tengan cuatro patas y ladren—y tenia razón es verdad ¿como un perro puede hacerte sentir bien?

Asentí mirándolo mientras él estaba con Milo, un bostezo salió de mí eran sobre las nueve de la noche o más no lo sé pero yo ya tenia sueño.

—Vamos a dormir anda, ya puedes bajarte el jersey—me lo baje y me levanté con su ayuda

—Antes de dormir quiero mimos—ya parecía una niña pequeña

—De acuerdo te daré mimos—sonreí subiendo las escaleras

Lleguemos a la habitación y me tumbe en la cama tapándome, el se fue a cambiar bueno se cambio delante mío después de eso se fue a lavar los dientes y vino con migo se tumbó a mi lado y también se tapó.

Me puse dándole la espalda ya que eso si podía de momento podía y él me abrazó por atrás ¿que nos estaba pasando? Solo nos conocíamos de un mes y medio casi.

Me cogió la mano y la acarició lentamente trazando pequeños corazones sobre ella.

—Vas a quedarte dormida—asentí bostezando—duerme anda

Hize lo que dijo y cerré los ojos quedándome dormida completamente, gracias a sus caricias y a sus besos sobre mi hombro.

Cafune// Ferran TorresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora