[𝘀𝘂𝗿𝘃𝗶𝘃𝗲 𝘁𝗵𝗲 𝗻𝗶𝗴𝗵𝘁] ₘᵢₖₑ ₛₘᵢₜₕ

𝐍𝐎𝐂𝐇𝐄 𝟐

Ante la negativa de Abby por no querer cenar Mike se sirvió un plato grande de macarrones con queso pues no habia comido nada en todo el dìa, Maxin le veia desde el sofá con una sonrisa socarrona. 

- ¿Qué pasa? ¿tengo algo en la cara?.- bromeó. 

- ¿Además de una linda sonrisa? Pues dire que unos lindos ojos, un lindo rostro.. Abby realmente heredó mucho de ti, ella es preciosa. 

- Oh por favor, ella no se parece a mi.- dijo con nostalgia mientras comía.- tiene una linda cara, pero un humor de loss mil demonios, no obedece, no habla con nadie màs que con sus amigos imaginarios, estoy seguro que me odia y-y hubiera preferido cuidar de Garret que de ella. 

- Mike ¿y quièn crees que heredò todo eso?.- le detuvo ella de continuar.- Abby te quiere ella me lo dice cuando no estas es solo que extraña mucho a sus abuelos y viviendo contigo es... diferente. 

- Genial, osea que el problema soy yo. 

- No digas eso, en fin ya debo de irme.- se levantó tomando su mochila despidiendose del chico.- llámame si necesitas algo. 

Mike rapidamente fue hacia ella deteniendo que abra la puerta. Ella le miro con ojos esperanzados. 

- Maxin yo.. yo tengo la intención de pagarte, eventualmente que consiga trabajo. 

Ella sonrió.- Esta bien, Mike. Sé donde vives.- bromeó y se retiro por la puerta diciendole "buenas noches".

Cuando se fue Mike termino de comer con solo el sonido del televisor, al terminar lo apagò, lavó los platos sucios del fregadero y fue hacia su habitación a cambiarse. No habia dormido nada y solo tenía unas horas antes de su cita con el señor Steve Raglan, su psicologo y quien le habia recetado las pastillas para dormir que le ayudaba a conciliar el sueño pues las pesadillas desde la desaparición de Garret. El señor Steve era amable con él, casi como un padre preocupado por su hijo. 

Pensó en darse una ducha rápida antes de dormir pues desde la mañana que salió al trabajo donde lo despidieron, ir a la escuela de Abby y regresar hasta estas horas de la noche no habia tenido un momento para él y darse una buena ducha era en lo único que pensaba. Entro al baño quitandose los zapatos, calcetines, el pantalón y finalmente la camisa. 

Al hacerlo notó la apenas notable cicatriz de su vientre, la césarea que le realizaron a los catorce para tener a Abby. La bebé nació sana, sus grandes ojos oscuros hacian contraste con su muy blanca y suave piel. Era una tierna belleza que Mike no podía cargar por el miedo y el resentimiento de haberla tenido cuando aún le dolía en el alma la desaparición de su hermanito. 

- Diez años.- susurro pasando su mano por la marca de la cicatriz.- ¿quién eres? 

- ¡AAAAHH! ¡MIKE, MIKE AYUDAA!

-¡Abby!.- Rápidamente salió corriendo casi desnudo a la habitación de la niña encontrandola sobre la cama pegandose a la pared lo más que podía.- ¡Abby ¿qué pasa!?

- ¡Una araña! 

Miro al  pequeña arañita del tamaño de una tapa de refresco estaba sobre sus libretas. Mike suspiro poniendo ambas manos en su cadera. 

- Abby es solo una arañita, no va a comerte. 

- ¡Sácala! por favor. 

Tomó una hoja de una libreta y la puso encima para llevarla afuera, pero antes asustó a Abby con lanzarsela encima búrlandose cuando la niña gritó que no lo haga. 

- ¡AAAH! ¡NO! 

- Jajajaja ¡debiste ver tu cara! Ahora duermete que mañana tenemos que salir temprano. 

- Eres un grosero.- hizo un puchero con unas lágrimas en los ojos cuando se dio cuenta de algo importante.- Wacala estaba desnudo. 

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En la madrugada de este nuevo dìa Mike se levantò temprano para salir a conseguir un nuevo trabajo y que el arrendador no les quitara su hogar. Fue al cuarto de Abby notando que ella seguìa dormida en la cama y enfadado la despertò. 

- Abby, Abby despierta te dije que te levantaras temprano. Por favor, quìtate esto.- levantò la sabana notando que era un montòn de peluches y que ella no estaba. Un frìo sentimiento le empezò a recorrer su cuerpo buscandola frenèticamente entre los peluches.- ¡Abby, A-Abby! ¡ABBY SCHMIDT RESPONDE!

- Estoy aquì.- estaba parada en la puerta de su baño con su cepillo de dientes en la boca y con un vaso de agua en la otra.- Me estaba cepillando los dientes... ¿estas bien, Mike?

Mike tenia las pupilas dilatadas y su respiraciòn agitada, tambièn podìa sentir unas gotas de sudor bajar por su frente. Las limpiò con una mano y miro a su hija que ya estaba completamente vestida. 

- Si e-es solo que.. me asuste, no es nada ¿ya estas lista para irnos?

- Si, solo termino y voy.- regresò al baño para terminar de cepillarse. Mike en su lugar tocò su pecho sintiendo el palpitar de su respiraciòn relajarse hasta volver a su palpitaciòn normal. Se asusto demasiado cuando no encontrò a Abby en su cama reccordandole la horrible sensaciòn de cuando Garret entrò a la piscina de pelotas en ese restaurante y jamàs volviò a salir. 

Fue su culpa, debio haber tenido màs cuidado en vigilar a su hermano y no hubiera pasado lo que pasò, aunque eso tambièn significaria no haber tenido a Abby jamàs. 

La niña saliò del baño y tomò su mochila con sus cuadernos y crayones. Se dirigiò a Mike y con una sonrisa tomò su mano. 

- Ya estoy lista ¿a dònde vamos hoy? 

- Visitaremos al señor Raglan ¿te acuerdas de èl, no?

- Si, siempre dice que mis ojos se parecen a los de su hija. 

- Bien, pues con èl iremos primero. Necesito saber si tiene un trabajo para mì. 

Salieron de su casa caminando por la acera de la carretera, era un dìa nublado casi lluvioso con una brisa fresca asì que no tendrian que preocuparse por el sol. Abby iba jugando a la cuerda floja con la orilla de la carretera preocupando a Mike que algo pudiera pasarle. 

- Abby vas a caerte.

- Voy a estar bien, Mike. 

- No te lo dirè otra vez.- aùn asì ella no obedeciò.

Mientras tanto Jeremy y su compañera de policìa Vanessa rondeaban la zona de su ruta en otro aburrido viaje en patrulla. 

- Este trabajo es asombroso, nos pagan por dar vueltas y vueltas en el auto ¡Ja! El trabajo soñado. 

- ¿Quieres concentrarte por donde vas? No quiero que atropelles a alguien como la semana pasada.

- Ah, si. Gracias por no ir con el jefe a delatarme por que, bueno, un accidente lo tiene cualquiera. 

- ¡CUIDADO!