CAMBIADOS

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Estaba caminando en un pueblito de noche mirando las luces de la calle y la gente, estaba hablando con mi mejor amigo cuando pasó un policía hablándonos de tener que trabajar horas extras y el volcán.

El pueblito quedaba en la parte de abajo del volcán. Había policía en todas partes y yo sólo caminaba por ahí con mi mejor amigo, era como salir a pasear en un caos. Pasamos a la casa de unos amigos a hablar de sus clases de cocina, de su papá policía y del volcán. El mismo tema, el volcán.

En un parpadeo había mucho ruido, muchas personas hablando o gritando, una alarma y yo estaba corriendo. Salí corriendo hacia una montaña que quedaba saliendo del pueblito, justo en frente del volcán y sólo corría sin parar. Parecía que tenía las piernas de una gacela porque llegué arriba de la pequeña montaña en un santiamén. Ahí arriba había una casa, no, es una mansión. Blanca y enorme. Yo entré y pasé directo a un balcón desde donde se veía el pueblo.

Había lava corriendo por las calles del pueblo y se veía cómo salía más del volcán, también algo más. Había algo en el aire y no era ceniza, era una niebla blanca y ¿Brillante? ¿La niebla es brillante?

Sentí que alguien me llamaba. Era una vocesita conocida, era mi mejor amigo. ¿Dónde estaba? Saqué una bolsa con algo blandito de mi bolsillo y brillaba, la apreté con fuerza y hablé como quien usa un walkie talkie.

—¡Estoy justo detrás de tí! —Aseguraba Fer. Me giré y nada, mi mejor amigo no estaba cerca y se lo hice saber—. ¡Mira abajo! ¡Santo Dios  algo malo pasó!

Detrás de mí, abajo y con movimientos extremadamente humanos había un gusano. Un asqueroso gusano. Casi vomito, pero me volvió a hablar.

—¡Ni se te ocurra! Este soy yo —El gusano movió parte de su cuerpo como saludando y eso me revolvió si acaso aún más el estómago—. Todos están así.

Justo cuando dijo eso miré detrás de la puerta por la que entré y un ejército de bichos estaba entrando en la casa. Desde otros gusanos, hormigas grandes, arañas, libélulas y cuánto bicho fuera.

Los oía hablar a todos. Sabía quiénes eran, pero fue demasiado. Salí corriendo en dirección opuesto saltando por el muro bajo del balcón hacia la piscina y allí iban entrando más bichos. Entré en pánico.

Corrí y por poco los pisaba, podía oír cómo me gritaban para que me calmara. Sólo me alteraba más. Estaba a punto de desmayarme cuando al pasar de nuevo corriendo por la piscina una nube pequeñita se metió al agua.

¿Acaso las nubes no son agua? Iba a dar un grito cuando me fijé que la nube se volvía una persona, era una persona. Salió y me habló con calma.

Todos se habían vuelto alguna cosa. No sólo bichos, aunque parece que todos los que yo conocía sí que eran bichos. No sabía quién corría con peor suerte, si ellos por su forma o yo por no poder soportar los bichos y ahora mis amigos y familia lo eran. Vi como otras nubes se sumergían y salían como personas, como si hubieran sido nubes toda la vida.

Las nubes, se mojaban y se hacían personas. Las rocas que en algún momento también rodaban por ahí, hacían hueco en la tierra y parecían crecer personas como árboles. Era una situación fantasiosa.

Pero ¿Y los bichos? ¿Cómo cambiaban ellos?

Nadie respondió y nadie parecía saber. Me encontré observando a mis primos arañas moviéndose por ahí, mi mejor amigo gusano, mi familia cucaracha y cuando ya iba a abrir la boca para vomitar... Desperté.

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Si, bueno, mis sueños cada vez son más raros que otros. Sin contar los que no público por pasarse de extraños...

¿Si quisieras cambiar a cualquier cosa, qué querrías ser?

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⏰ Última actualización: Nov 11, 2023 ⏰

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