Aileen no sabe cómo ni en qué momento volvió a dormirse. Pensó que el dispositivo en su cuerpo tendría algo que ver. Aún así, esa mañana se sentía ligeramente cansada.
No vieron a la tía Vera en todo el rato que estuvieron preparando sus cosas. El abuelo se había ido a caminar más temprano, por lo que Aileen no pudo decirle nada de lo que había presenciado la noche anterior. Tampoco tuvo el valor para decírselo a Gwen o a Ben. Temía que se enfadaran con ella por no haber actuado. Y claro, tendrían todo el derecho de molestarse.
Mientras Ben revisaba el refrigerador en busca de algo más qué picar esa mañana, Aileen apenas y tomó el desayuno que Gwen había hecho para los tres. Se excusó de que no se sentía con mucho apetito. Pese a que Ben le insistió en que si se encontraba bien, Aileen fingió su mejor cara y le respondió que sí.
Pero Ben la conocía tan bien como a la palma de su mano. Y no era fácil de engañar para Aileen.
-¿Tuviste una pesadilla o algo? -le preguntó Gwen mientras servía el desayuno para la tía-. No amaneciste en tu colchoneta.
-Algo así... -respondió Aileen con voz queda. Cada que tenía malos sueños de más chica, siempre le pedía a su madre que durmiera con ella, o compartía cama con su hermano. Así se sentía segura.
Gwen la miró un poco preocupada, pero si Aileen no quería hablar de lo que le sucedía, no la iba a presionar.
Ben, por su parte, ya tenía una idea de qué podría pasarle. Aileen dejó de dormir con él desde los seis cuando logró superar su miedo a estar sola por la noche. Que de repente volviera a ese hábito era una mala señal.
-Puro jugo de ciruela y cosas raras -Ben rodó los ojos al cerrar el refrigerador-. Increíble.
-¿Ya terminaste? -le dijo Gwen.
-Solo digo lo raros que son los viejos.
-Ya quiero verte cuando también seas un viejo.
-¡Olvídalo!
La conversación de Ben y Gwen fue interrumpida por la llegada de la tía Vera. Aileen se tensó visiblemente en su lugar, mirando con ojos de cachorrito asustado a la tía.
O lo que fingía ser ella.
-Buenos días tía -saludó Gwen como si nada-. ¿Cómo dormiste?
-Muy bien -respondió la tía Vera-. Gracias. ¿Y qué tal tú?
Estiró sus manos hacia el rostro de Ben, y comenzó a tirar de sus mejillas de una forma más brusca que en un inicio. Aileen notó todos esos detalles. Desde la forma de caminar, los movimientos sin gracia. Y lo más llamativo; la falta de emoción en su voz o en su cara.
La gota que derramó el vaso -de forma literal-, fue cuando a Gwen se le cayó la bandeja de desayuno accidentalmente. La taza de café y el vaso de agua de rompieron, y los líquidos se esparcieron por el suelo. La reacción de la tía Vera fue más que sorpresiva.
Dio un salto y apoyó sus pies en las barras de la cocina, haciendo una tijera impecable. Finalmente mostró una emoción. Una exigente y casi alarmada por ver el agua y el café que casi tocan sus zapatos.
-¡Límpialo! ¡Límpialo ahora!
Gwen, Ben y Aileen se quedaron sin palabras los siguientes segundos.
-Lo siento... -dijo Gwen antes de ponerse a limpiar.
-Te ayudo -dijo Aileen con cierta prisa, al agarrar otro trapo de cocina para secar. Ben fue más cauteloso en sus movimientos, y fue a buscar otro limpio en los cajones, mirando de reojo a Vera.
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𝐌𝐄𝐓𝐀 [𝗕𝗲𝗻 𝟭𝟬 𝗢𝗰]
Fanfiction[AU] La dinámica de hermandad de los Tennyson podría tomarse como ejemplar. Benjamin, siendo el primero en nacer y el varón, protegía a su melliza enferma, Aileen, de todo lo que podría amenazarla. Lo que nadie sabía, era que al final Aileen era q...