Capítulo 10: Reina

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Qué es esto,  nuevo capitulo? Así es!  Espero que les guste el capitulo! :)


Arthur supo desde un principio que sería alguien que acompañaría al rey. Sus padres, encargados de recordárselo en cada momento, estaban presentes en su mente como un tatuaje imborrable de su apellido "Kirkland". Su familia, una de las que siempre estuvo presente en cada monarquía, era orgullosa, pero lo que más les caracterizaba era la diligencia con la que cada heredero del apellido ayudaba al gobernador.

Arthur despertó entre murmullos ruidosos del viento. Su ventana abierta golpeaba la pared que la sostenía, y un escalofrío recorrió su ser completo, seguido de un ardor insoportable en su hombro. Arthur cayó al suelo, sosteniéndose su hombro y gritando de dolor. No sabía qué estaba pasando; era como si mil agujas se clavaran contra su carne y dolía, dolía demasiado.

Con un leve jadeo, Arthur se encontró bajo un árbol. Confundido, empezó a mirar todo lo que le rodeaba. Elevó sus manos al cielo y notó que estas eran más pequeñas. Intentando pronunciar algo, su voz se oyó más aguda. Estaba empezando a asustarse cuando repentinamente una voz llegó a él.

- Arthie, ¡vamos, no puedes seguir enojado!- Un pequeño Alfred le veía con los cachetes inflados, lo cual hizo que su miedo fuera reemplazado por una leve sensación de diversión. Alfred era tan divertido cuando era pequeño.

- Vaaamos Arthie, es decir, sé que los scones estaban bajo mi cama, pero es porque se cayeron, no es como que los haya botado o escondido.- Alfred miró hacia la izquierda; es verdad, desde que era niño, cuando mentía, miraba hacia la izquierda.

- Alfred, los scones no podrían haber aparecido bajo tu cama de la nada. Di la verdad, ¿tú botaste los scones que te hice?- Arthur no controlaba lo que hacía en ese momento. "Claro, este es un recuerdo de aquel entonces," pensó. Seguido, su mirada se nubló levemente mientras veía los scones amontonados sobre la cama. Ahora era algo gracioso, pero en su momento, recuerda lo mucho que se indignó cuando vio los scones que había preparado para Alfred escondidos bajo la cama.

Los ojos de Alfred se veían levemente sorprendidos cuando le vieron a punto de llorar. Arthur escondió su cabeza en un fuerte que consistía en taparse con los brazos apoyados en sus piernas. Seguido, sintió un ruido raro a su lado. Al elevar la vista, vio al pequeño Alfred comiendo un scone que estaba duro y sostenía a los otros apoyados entre su brazo. "¿Eh?" dijo Arthur cuando lo vio y seguido trató de quitarle los scones.

- Alfred, tonto, ¡no comas eso o te enfermarás!

- ¡No! ¡Son míos y los como cuando quiera!

Arthur perseguía a Alfred, mientras este corría comiéndose los scones.

- Alfred, ven aquí ahora mismo!

- ¡No quiero!

Sus gritos recorrían todos los pasillos de la casa. Ambos corrían por todos lados, algunas veces chocando con los sirvientes o provocando algún que otro "¡Señoritos, vayan con cuidado!" del mayordomo que iba tras de ellos. No sabía en qué momento sus ojos habían dejado de lagrimear y leves risas escapaban de él.

...

...

...

Mathie... Él... ya no está.

...

...

Un grito había alertado a todos en la habitación de Arthur. Cuando lo vieron sentarse repentinamente, todos le vieron sorprendidos. Fue hasta que un sirviente se arrodilló ante su cama que todos los presentes le siguieron. Arthur no entendía qué pasaba hasta que un grito en coro gritó: "¡El reloj salve a la nueva reina de picas!"

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