Carta l

8 3 0
                                    

Para mi querido Vanya:

Las noches se hacen más pesadas y el ambiente hostil irrita y seca el rastro de vigor de mis compañeros, otra vez hubieron varias bajas, pero no nuestras, y no sé si debo sentirme mal por eso.

Liderar un ejercito es como tu decias a las piezas de ajedrez, falto de espiritu, sin embargo  me encuentro apesumbrado por cada baja que se realiza bajo mi mando, cuando camino aveces siento ver algún cuerpo palido con moscas alrededor, como si la textura envolviera mi pie, sigo caminando normalmente.

Recuerdo los días de verano, tus desayunos, tu risa escalofriante y tu siempre presente sonrisa, aveces desearia haberme ido contigo, escapado de esto, pero, ¿Realmente este soy yo? Mi mente se confunde al pensar que vivi tanto y al mismo tiempo tan poco.
Talvez no lo parezca, pero cada que lidero, grito y ordeno, siento que se derrite la calidez de la nieve de mi mente, ¿Una interesante analogia? Siento que dirias algo así.

En estos momentos escucho el cantar lejano de un grillo y pienso en lo silenciosa que era nuestra vida, aun asi nunca me aburri ninguno de esos días, al parecer te propusiste no aburrirme ninguno de estos días, ¿eh, Ivan?; Cuando me propongo descansar recuerdo las almas sobre mis hombros y siento que mi cuerpo se empequeñece, pero muy al fondo de mi pensamiento te veo a ti, con una mirada fria, la ultima que me diste, ¿Odio, resentimiento? No la entendí, pero si comprendi que las cosas ya no eran igual, mi lindo girasol, entre la nieve te encontré y ahora que siento que represento lo peor para tí, temo que me destruirás y yo te destruiré.

Aún asi, mi pecho se calienta al pensar en tí, mi corazón se mueve dolorosamente en mi pecho al recordar tu risa leve, tus mejillas levemente rojas y la calidez de tu cuerpo los ultimos días que pasamos juntos.

Pero también pienso en el odio que me dedicaste al momento de partir, y siento que te necesito más que nunca,
Siento que con solo ir a hablarte por unos minutos solucionariamos toda esta guerra, abrazar tu calido cuerpo y oir tu voz, harian que renuncie a todo aquí, pero ya no puedo y tú tampoco puedes, otras veces me pregunto si me pesa más el hombro que carga con las muertes que instigué o las vidas que dependen de mí.

Te extraño, tanto que siento que mi alma desea salir de mi cuerpo juntarse con el viento y verte una vez más, no con tu traje de guerra, sino como siempre soliamos vernos.

PD. Picas rechaza el acuerdo solicitado por tréboles, no hay amnistía en esta guerra iniciada por su reino.

EspeluznanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora