Capitulo 5: Dormir

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Como siempre espero que esto les guste, aquí se ahonda en la vida de Alfred sin Iván y *Suenan tambores* Así es, es el debut de Arthur como personaje, espero que les guste y sepan entender los puntos de todos ellos, en fin gracias por leer esto :D



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Un largo camino esperaba, siempre era así a mi regreso, la soledad volvía a ser parte de mi bolsillo y siempre lograba encontrarme más solitario, en cuatro paredes encuentras un lugar en el que vivir, más no un hogar, mi corazón presiona contra mí, otra vez estoy siendo miserable, otra vez estoy siendo yo.

Una parte de mi pregunta cuando le di tanta importancia a esos 3 meses, todo era tan abrumador cuando empezó, triste y sin gracia, sin conocer a nadie más que a la sombra de Matthew y uno que otra voz que piensa en Arthur, suelo creer que soy yo en esos días, que talvez quien soy en el resto del año es otro. Aún así no sé quien soy y eso es abrumante.

Cuando llego a la blancura de la nieve, mi corazón se enfría y los sentimientos igual, mi mente siempre inquieta logra congelarse y encuentro paz en una pequeña cabaña junto a Iván, tantos años pasaron y aún así encuentro este como un único consuelo.

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Al momento de mi llegada, veo otra vez esta gran casa, los sirvientes de siempre correteando por doquier como conejos asustados, siempre es así cuando llega mi padre, pero es sorprendente verlos actuar así por mi llegada, los veo, un montón de papeles vuela sobre mi cabeza, se instauran en mis manos, vacían mi mente y bueno, este es el recibimiento de siempre.


Alfred Frederick Jones, heredero de las empresas Jones ¿Cómo manejarás grandes negocios, sin siquiera manejarte a ti mismo?, esa frase, un buen recordatorio de mi padre, hacía que mis manos sigan escribiendo, otra vez estaba atrasado, otra vez no podría dormir, y otra vez era el momento más lejano para irme de aquí.


Alfred cabeceaba nuevamente, sus ojos borrosos, solo sentían un toque cálido en su espalda, un pequeño peso siguió, pero su mente estaba nublada, solo un parpadeo de sus ojos bastó para ser transportado a un claro bosque, entre los arboles vio a Matthie, sus pasos eran lentos, seguía una hermosa mariposa, el la seguía con desespero, atrás de Mat una pequeña versión de él, le decía "Vamos Matthew, atrápala, debes atraparla, sin importar qué" Los pasos de Matthew seguían siendo vacilantes "Seria poco genial si te rindes ahora bro, vamos tu puedes, debes hacerlo" los ojos de Matthew albergaban un brillo triste, dejando de caminar volteó hacia él.

Los ojos amatista de Matthew lo veían, "Yo ya no puedo Alfred"...

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Cuando despertó, se encontró a si mismo en su cuarto, un leve olor a té llego de forma tranquila, miró alrededor y una calidez llegó, hace tanto que no lo veía

- ¿Arthur?... – Sin pensarlo más Alfred se lanzó a sus brazos, seguía siendo joven, talvez llevar el apellido implicaba sumarle 10 años a su vida, pero al verlo, volvía parte de él, esa parte que se quiere quejar de todo, comer postres y burlarse de las cejas de Arthur.

- El mismo, hace tiempo que no te veo Alfred, realmente creciste un montón, sin embargo esa no es excusa para descuidare como lo hiciste, no debes olvidar el reposo, aunque no lo parezca es tan fundamental como respirar y...- Las mejillas de Arthur enrojecieron de enojo ¡¿Qué hacía ese bastardo hurgando su maleta?!

- Buuh, no me trajiste ningún recuerdo, creí que me lo traerías algo. – Una vez acabada su labor, Alfred lanzó la maleta lejos de sí, dentro de sí si esperaba un recuerdo, pero uno de los "futuros reyes" de picas debía estar muy ocupado para ello... aún así, que miserable por parte de Arthur volver luego de años, sin ni un triste chocolate.

- Tú maldito bastardo, todavía que me escapo del castillo para visitarte y tu vienes y lanzas mis cosas, no puedo creer que sigas –

- Vamos Arthie, sabes que si me escapara a verte, probablemente terminaría como – su dedo alzó una línea recta a la altura de su cuello, - muerto por traición o alguna cosa por el estilo-

- Aún así, es vacío sin tu presencia, ni siquiera me llegó una triste carta de cómo estabas, realmente me sentía tan triste pensando que te habías olvidado de mí.

Los ojos de Alfred se abrieron, un sudor frio bajó por lo más interno de él, "¿Él olvidando a Arthur?" Nunca podría hacerlo, desde el momento en que fue lo único para él, sentía que debía ser el único para Arthur, necesitaba hacerlo, pero se sentía tan consumido, realmente nadie sabe cuanto desearía estar en tréboles, ahí sería el genial Alfred, alguien que no necesita de la guía de otros, alguien que olvida su miseria por un momento, a veces siente que está en una bola de nieve junto a Iván, solo los dos, y aunque su cabeza duela y le diga innumerables veces "Arthur", Ignora esa sensación, porque esta Iván y él hace que ya no duela.

- Eso es rídiculo Arthur, cada carta enviada, ¡es imposible que no haya llegado! Seguro hay un error, algo debe estar mal, no sé, pero yo deberia... mis cartas, no yo... pero-

Sus ojos se llenaban de lagrimas, su cuerpo empezaba a temblar y sus manos empezaban a tirar de su cabello; Arthur, sabía lo que pasaba, era uno de aquellos momentos, una parte de él sentía pena inmensurable al ver tal cuadro, hace algunos años Alfred era tan resplandeciente, brillaba como el sol, era un pequeño rayo que consideraba suyo, pero cuando llegó el eclipse, no supo como hacer que este no se esconda, se veia tan mal, pero ya sabía qeu hacer, lo habian hecho tantas veces.

La rutina consistía en envolver a Alfred en un abrazo, "Tranquilo, Alfred, estoy aquí y no me iré" mientras una leve música sale de sus labios, Alfred encuentra un mayor consuelo, su corazón se relajaba y su cerebro dejaba de hacer presión, por momentos como estos no sabe si desearía quedarse con Arthur y soportar el dolor o ir con Iván a olvidarlo.

Aquel capitulo marcaría algo que él quiere evitar, algo que lo hunde más en donde está, aprovecha la paz y duerme entre suaves caricias de Arthur, duerme entre la paz que le brinda y el sentimiento que le inquieta.





Fin, hasta que regrese, lamento la demora jeje

EspeluznanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora