𝐍𝐄𝐂𝐊𝐋𝐀𝐂𝐄, 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚𝐦𝐲 𝐛𝐥𝐚𝐤𝐞 ❞

──𝟢𝟢𝟩┋𝘍𝘰𝘨?

──𝐒𝐞𝐚𝐬𝐨𝐧 𝟏, 𝐞𝐩𝐢𝐬𝐨𝐝𝐞 𝟑
┋¿𝐍𝐞𝐛𝐥𝐢𝐧𝐚?┋
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AL AMANECER, ya me encontraba dentro de mi carpa, observando a Charlotte dormir con una sonrisa suave en mis labios. La traje hasta aquí esta mañana para que pudiera descansar con más comodidad.

Pero mientras contemplaba su rostro tranquilo, mi mente no podía evitar desviarse hacia otro lugar, hacia otro rostro. Dejé escapar un suspiro cargado de resignación y, en silencio, salí de la carpa para buscarlo.

Para buscar a Bellamy.

Mi motivo principal era cumplir con mi promesa. Aunque deshacerme del brazalete no era la mejor opción dadas nuestras circunstancias, sentía la obligación de cumplir con mi palabra.

Mis pasos se detuvieron cerca de la nave, mis ojos escudriñando los alrededores en busca de su presencia. Fue entonces cuando una voz rompió el silencio, y supe al instante de quién se trataba.

—¿Buscas a alguien? —indagó, y al girarme, pude ver a Bellamy, con su característica expresión divertida.

—Parece que lo encontré —respondí, entrelazando mis brazos.

—¿Necesitas ayuda con algo, muñeca? —se acercó un poco más a lo cual negué con la cabeza, apretando los labios para contener una sonrisa.

Antes de dar voz a mi petición, tomé un momento para reflexionar, para sopesar las consecuencias de mis palabras. Mis labios se humedecieron con nerviosismo, y con un gesto pausado, alzé la mirada hasta encontrar la suya.

—Quiero que me quites el brazalete —solté finalmente, observando cómo su ceño se contraía con incredulidad.

—¿Lo decías en serio? —preguntó con un déje de sorpresa en su voz.

—Claro que sí, ¿qué esperabas?

Bellamy negó con la cabeza, pero su sonrisa persistió. Con un gesto, me indicó que lo siguiera, y juntos nos dirigimos hacia un robusto tronco cercano. Allí nos detuvimos, y con habilidad, tomó una herramienta de metal que parecía haber sido rescatada de entre los restos de la nave.

—¿Estás segura de esto? —inquirió una vez más—. Va a doler.

—Solo hazlo —ofrecí mi brazo, sintiendo la suavidad de sus dedos al sujetar mi muñeca. Antes de actuar, sus ojos buscaron los míos, titubeando—. ¿Podrías dejar...

Un repentino ardor se apoderó de mi muñeca cuando Bellamy aplicó presión. Maldije internamente ante la punzada de dolor, pero luego exhalé un suspiro de alivio cuando el brazalete finalmente cayó al suelo con un tintineo sordo. En un acto reflejo, sostuve mi muñeca con la otra mano, aliviada y sorprendida por la sensación de libertad.