𝐍𝐄𝐂𝐊𝐋𝐀𝐂𝐄, 𝐛𝐞𝐥𝐥𝐚𝐦𝐲 𝐛𝐥𝐚𝐤𝐞 ❞

──𝟢𝟣𝟫┋𝘉𝘭𝘢𝘮𝘦

──𝐒𝐞𝐚𝐬𝐨𝐧 𝟏, 𝐞𝐩𝐢𝐬𝐨𝐝𝐞 𝟏𝟏-𝟏𝟐
┋𝐂𝐮𝐥𝐩𝐚┋

HAN TRANSCURRIDO DÍAS desde que hicimos estallar el puente que conectaba nuestros mundos. Durante todo este tiempo, los terrestres han permanecido en silencio, sin dar señales de iniciar algún movimiento en nuestra contra.

También decidimos darle otra oportunidad a Murphy. Hasta el momento, parece estar cooperando, pero aún así, Bellamy no le quita la mirada de encima.

Pero el campamento no es el campamento si no sucede algo malo.

Toda nuestra comida se consumió en un voraz incendio, un accidente que dejó nuestras reservas reducidas a cenizas humeantes.

Debido a eso, nos encontrábamos inmersos en la organización de grupos para salir a cazar. Antes, surgió un debate sobre si era prudente aventurarse fuera del campamento, especialmente con lo que acababa de suceder con los terrestres.

Sin embargo, Clarke argumentó que, tarde o temprano, nos enfrentaríamos a la escasez de alimentos y, con nuestras energías menguantes, nos resultaría aún más difícil conseguir provisiones. Así que la decisión estaba tomada: era ahora o nunca.

—Cada grupo lleva alguien con armas, pero son para matar terrestres, no comida —explicó Bellamy una vez más, su mirada escudriñando a cada uno de nosotros—. No tenemos municiones, usen lanzas para cazar. Consigan lo que puedan, vuelvan al anochecer, no tarden más.

Cuando terminó su discurso, Bellamy se acercó a mí con gesto preocupado, sus rasgos angulares tensos por la ansiedad.

—Todavía puedes...

—Hemos tenido esta misma conversación cinco veces, Bellamy —interrumpí, mi tono más suave de lo que pretendía—. Estaré bien.

Él me miró con intensidad, como si buscara algún signo de debilidad en mi expresión.

—No puedes estar segura de eso —replicó él con preocupación evidente—. Sabes tan bien como yo lo peligroso que es ahí afuera, Eileen.

—Y es por eso tengo que salir —respondí con determinación, sosteniendo su mirada sin titubear—. Puedo cuidarme sola.

Bellamy soltó un suspiro resignado ante mi respuesta y bajó la mirada, como si reconociera que no podría convencerme de lo contrario.

—Por favor, ten cuidado —me rogó, sus manos tomando mis mejillas con delicadeza—. No te expongas más de lo necesario. Prométeme que regresarás a salvo.

No podía prometerle que no me arriesgaría, pues mi instinto de supervivencia siempre parecía estar apagado, pero al menos podía asegurarle que haría todo lo posible por regresar a salvo.

Tomé una de sus manos que seguía en mi mejilla con suavidad, sintiendo el calor reconfortante de su piel contra la mía.

—Regresaré. Mientras tanto, quiero que te centres en los demás, ¿de acuerdo? —le pedí, buscando tranquilizarlo con mis palabras.