୧ ‧₊˚ 🍵 ⋅『 𝙎𝙤𝙪𝙡𝙢𝙖𝙩𝙚𝙨 𝙖𝙧𝙚 𝙙𝙚𝙨𝙩𝙞𝙣𝙚𝙙 𝙩𝙤 𝙢𝙚𝙚𝙩 𝙖𝙣𝙙 𝙨𝙩𝙖𝙮 𝙩𝙤𝙜𝙚𝙩𝙝𝙚𝙧 』
❝ Descender al suelo, aquel suelo que durante
toda su vida había permanecido
inalcanzable en el Arca, era el sueño...
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──𝐒𝐞𝐚𝐬𝐨𝐧 𝟏, 𝐞𝐩𝐢𝐬𝐨𝐝𝐞 𝟏 ┋𝐒𝐮𝐞𝐥𝐨┋
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ÉRAMOS CIEN ELEGIDOS, quienes iríamos al suelo terrestre para descubrir si la tierra era habitable. Nos dieron una especie de brazalete, que al parecer emitía nuestros signos vitales al arca. Si moríamos, este lo reportaría al instante.
En un principio, la pregunta que me atormentaba era: ¿Por qué enviar a un centenar de criminales en esta misión en lugar de hacerlo ellos mismos?
Pero ahora, la respuesta estaba más que clara; éramos meras piezas desechables, nuestras existencias despojadas de todo valor. Desde el momento en que cruzamos el umbral de aquella cárcel, nos convertimos en una carga para aquellos que nos enviaron al vacío del espacio.
Sin embargo, incluso si hubieran buscado voluntarios, habría sido la primera en ofrecerme. Aunque la seguridad de la tierra no estuviera garantizada, en esa pequeña posibilidad residía mi motivación. Para mí, esa mínima esperanza justificaba el riesgo.
Al final, moriría de todas formas.
—Será divertido, ¿no crees? —una voz resonó a mi lado, desviando mis pensamientos. Confundida, abrí los ojos y me volví hacia un joven rubio—. Soy Liam, un gusto.
Me quedé mirándolo aturdida, incapaz de responder de inmediato ante su espontaneidad. El chico levantó una de sus manos con esfuerzo, agitandola en el aire para llamar mi atención. Sonreí ante su gesto y negué con la cabeza.
—Eileen.
—Buen viaje a la tierra, Eileen —bromeó con un intento de guiño que resultó ser más torpe que seductor, pues había cerrado ambos ojos en el proceso, lo cual desató una risa espontánea en mí.
En ese instante, la nave fue finalmente lanzada en el espacio, desencadenando vibraciones en su estructura. Mis dedos se aferraron con fuerza al reposabrazos de mi asiento, mientras mi corazón se aceleraba con cada segundo que pasaba.
Poco a poco, el caos iba pasando y las vibraciones disminuía. Entonces, en un instante, la pantalla de la nave se iluminó, revelando una imagen que me dejó sin aliento: el canciller.
—Prisioneros del arca, atención —comenzó el canciller con solemnidad—. Tienen una segunda oportunidad, y como canciller espero que vean esto no como una oportunidad para ustedes, sino para todos nosotros. Es decir, para la humanidad entera. No tenemos idea de lo que les espera haya abajo, si la supervivencia fuera un hecho, habríamos enviado a otros, pero la verdad los enviamos a ustedes porque sus crímenes los hicieron desechables —mi mandíbula se tensó, y apreté los puños en un arranque de frustración e impotencia.
